Caravaggio - Los tramposos (1594)
Yo no confiaría en un mundo donde venció la idea de que los poetas son bufones o a lo sumo portadores de bellezas efímeras, evasivas y divertidas o transportadores de conceptos destructores. Yo no confío en los que encerraron la poesía y el arte en las casas con té y galletitas o en antros llenos de opio adormecedor o en aulas frías y estériles y no confío en los poetas que se hicieron transporte de esa propaganda. Los impulsores de esta idea, que son los propulsores de otras ideas que les permiten tener el poder y mantenernos esclavos, vencieron y convencieron al mundo a través del engaño y la reclusión del arte en la esfera privada y frívola, a veces sufrida, pero siempre superficial. Por ahora. Que para eso están las ideas que se convierten en realidades corrompidas, para ser vencidas por ideas mejores.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario