viernes, 27 de abril de 2007

Biblioteca


Entro a tu biblioteca, quiero ojear nuevamente tus libros, voy decidida hacia el interruptor de la luz, aprieto el botón, no enciende.
Está todo tan oscuro, lanzo una grosería, los libros me esperan, no tengo tiempo que perder, para verlos necesito luz (aunque en un segundo pienso que solo tocando sus lomos, las texturas, los grosores, los reconoceré).
Me volteo, hay una lamparita, la enciendo y la dirijo hacia donde quiero ver. Todo adquiere una luz peculiar.
Y, en una penumbra solapada...allí están...los ordenas por épocas, por temas, hasta por editoriales.
Veo a Saramago, una fila de Saramagos, juré que no tocaría nunca más a Saramago después de su Lucidez, he cumplido.
Sigo...Cortazar...Rayuela...el libro más dulce de mi vida, un libro de amor. Me enternezco.
Kafka, su Metamorfosis, mucha gente a la que quiero parece haberse puesto de acuerdo para leerlo ahora. Gregorius separa, asusta, aleja.
Niebla de Unamuno, dos ejemplares idénticos uno pegado del otro, me sonrío recordando las vueltas que di por toda Caracas para conseguirlo. Tu compraste dos, por si prestabas uno y no te lo devolvían. Nunca nos devuelven los libros que prestamos, ni los devolvemos, creo que es porque, si nos gustan, pensamos que son nuestros.
Un Ungaretti modesto, incompleto, pero que cumple con su función. Ungaretti no necesita de grandes ediciones, se sostiene solo, con un solo verso, con cualquier poema.
Diccionarios, muchos, gruesos, viejos.
Vargas Llosa, varios, no me gusta, lo sabes.
Platón, el detestado, el que expulsó a los poetas de su República, el que mató a la tragedia e irremediablemente nos sumió a todos en una tragedia aún peor, la de la racionalización del alma.
Continúo y finalmente lo veo, grande, verde, en una edición que siempre quise.
Narciso y Goldmundo, de Hesse.
Hay cosas importantes que se olvidan y que cuando se nos presentan de forma inesperada nos mueven el cuerpo, nos marean.
Lo había olvidado.
Había olvidado a Hesse, como se olvida a un viejo amante, que nos enseña, que nos define y nos pone en el mundo, que nos da nuestro lugar y luego se diluye, pero igual permanece.
Y allí está, mirándome, idéntico (distinto?).
Lo tomo, lo huelo, como la pequeña que fui cuando lo leí. Apago la luz.

jueves, 26 de abril de 2007

Danza


Una mujer habla, la otra escucha con profunda atención porque sabe que oirá todo lo que su alma le esta gritando.
La primera, la sabia, habla sintiendo que la otra ya intuye, pero que quiere dormir, desentenderse, quiere razonar para escapar del miedo.
Le dice que hay que arriesgar, que la admira, que así es como se vive, que no se deje, que no puede permitirse que sus brazos caigan, que para el odio no hay lugar.
La segunda despierta con el bálsamo. Porque percibe. Porque siempre supo, porque nada más necesitaba el arrullo, porque se sentía sola.
Levantan los brazos y empiezan una extraña y bellísima danza. Viven. Agradecen.

martes, 24 de abril de 2007

Horizonte


Dormir
y el viento llevándose todo,
el mar arrastrando tus entrañas,
el sol calentando tu cuerpo vivo

Esa línea que ves
allá tan lejos
es solo una imágen que
construyes,
es solo el límite que tus ojos
imponen
cuando no alcanzan
ver.

El viaje,
aunque sea dulce,
nunca termina.

sábado, 21 de abril de 2007

Almuerzo

Somos dos, vamos a comer, hay un vapor, nos dicen que adentro no se fuma, que nos vayamos afuera, lo sabemos, nos reímos.
Pedimos la comida, ensalada tu, sandwich de atún yo. Es de lata? pregunto. NO quiero atún de lata, el camarero me ve, tiene calor, le caigo mal. Igual pido el sandwich. No quiero pelear con el tipo, no ahora. Hablamos. Yo te aconsejo a ti, tu me aconsejas a mi. Tu en mi vida, yo en la tuya. Mientras te tiro el salvavidas me olvido de mi ahogo, lo mismo haces, en la misma agua. Somos tan sabias, la una para la otra. Nunca en solitario. Bañamos nuestras dudas en el charco amarillo de la vinagreta de tu horrenda ensalada. Esto está incomible. Si. Sudamos. Llamamos al camarero de nuevo. Oye, esto es sopa de mostaza o que? Gozo torturandolo. Me cae mal. Tiene ojos amarillos, como la vinagreta. Se pliega, yo soy la que paga, lo han instruido, nunca debe llevar la contraria. Café, con edulcorante. Pienso en el gran culo de la india, pero sigo comiendo atún. Pagamos con nuestras tarjetas, siento que el plástico dorado se derrite. El dinero virtual. Salimos. Entramos en el gran estacionamiento que es como un laberinto, me apoyas tu mano en el hombro, como dandome y tomando fuerzas. Por un momento pienso cuan vulnerables somos en ese momento. Todo podría pasar en un instante. Veo mi carro. Mi isla. Vamos, montate, rápido. Salimos y nos reímos, estamos a salvo de nuevo. Hay un trafico fantasmagorico, 15 metros 15 minutos, la música molesta, tu hablas, ya no te escucho. Escucho las imagenes, un autobús, lleno como la lata de mi atún. Un señor, sus ojos bellísimos que nos observan. Te pregunto...viste eso? viste como viven? me miras...
Todos somos unos disociados me dices triste.
Te dejo, en tus escaleras, subes, no volteas a ver al hombre del autobús, ya se que te vas a sentar a escribir. Es lo poco que se puede ahora.

viernes, 20 de abril de 2007

Mujer

Te miro
veo tus ojos hermosos
de india cansada
tu piel tostada
tus pequeñas arrugas
tu sonrisa simple.
Estás gorda
enorme
tu trasero se parece al mundo.
Sigues en medio de la calle
como un gato
no te acostumbras a los carros
te pueden arrollar
cuidado, si?
Tu trenza es delgada
larga
es que nunca se te va a poner el pelo blanco?
Este no es tu sitio...
Por qué aquí?
Qué pensabas encontrar?
Comida.
A mi todo me huele a selva
ultimamente
te pasa?
o vienes aquí a escaparte de ese olor?
Llevas puesta una bata de colores.
Las mujeres, aquí, no llevamos batas
siempre ropas apretadas
agobiantes.
Somos flacas
todas
iguales.
Nos ves?
Claro que me ves.

Qué?
Una pócima?
quieres que me tome una pócima?
Para que me crezcan la trenza y el trasero?
Para hacerme mujer?

Si, vamos, dámela.

miércoles, 18 de abril de 2007

palidez


Devuelvanme la nada
diganme que estaba en lo cierto
que nadie ama
que nadie siente
que nadie sabe escribir
que nadie sabe llorar

Quitenme esta sorpresa

Devuelvanme mi casa
mi techo, paredes, corazas, dureza
que construí para protegerme

Las mentiras
que me acompañaban
llenas de luz
pálidas
sonrientes
falsas

Denme lo que era mio
mi comodidad
mi mediocridad
mis filósofos muertos
a los que podía manipular

Regresenme a la muerte.

martes, 17 de abril de 2007

Letargo


Hay una mujer que susurra.
Una parte de esa mujer.
Algunos la escuchan,
despacio.
Y ella grita.
Su animal,
el que tiene dentro.
La serpiente, la loba, el buitre, el delfín.
Gritan todos juntos, no se entiende.
Caos.
Qué es lo que quieren?
Qué dicen?
Libertad?
Demasiado tiempo en silencio,
mudos todos,
amordazados,
sollozantes.
Vamos a darles tiempo.
(Pero no demasiado, para que no se queden sin voz).
Quizás sean hermosos sus gritos.
Hay gritos bellísimos.
A pesar de que ensordezcan un poco.
Confundan.
Vamos a darles tiempo.
Siguiendo.

domingo, 15 de abril de 2007

sin titulo

Vulnerable
detestable
apetecible
perdonable
inalcanzable
querible
añorable
imaginable
impensable
insoslayable
irrepetible
deseable
domeñable
abominable
besable
inconmensurable
irrompible
odiable
imposible
invisible
inequivocable
indudable
explorable

vulnerando
detestando
saboreando
perdonando
alcanzando
queriendo
añorando
imaginando
pensando
abarcando
repitiendo
deseando
dominando
abominando
besando
midiendo
rompiendo
odiando
pudiendo
viendo
equivocando
dudando
explorando

viernes, 13 de abril de 2007

sigue el calor

Les pasa que cuando sienten calor se obnubilan?
Se calientan?
Se emboban?
Quieren lanzarse al mar?
Escapar?
Les pasa que se les pone el cuello húmedo?
Se amarran el pelo, pero nada?
Les pasa querer dormir?
Despertarse en el medio de la noche?
Desnudarse?
Entender cuan estúpida es la ropa?
Recibir insultos por el calor de los demás?
Tomar agua?
Para apagar que?
Saben que hay calor de afuera
y fuego de adentro?
y que el de adentro no se apaga?
Les sucede que no quieren que se apague?
Nunca?
Nunca.

Veo vapor saliendo de los arboles
Huele a selva
Esa es una de las maravillas del calor...
Además de las respuestas.

miércoles, 11 de abril de 2007

Calor

La intermitencia de la alegría
en los olores que imaginamos
en los despertares con sonrisa
en el calor que abraza,
el calor de adentro,
el que no se va,
que nos recuerda la carne,
que nos atonta, nos humedece, nos acompaña.

Las flores moradas, intensas, en sus arboles,
el dedo de una niña que señala,
un dedo recto, amable, sorprendido,
que se alza con dulzura,
con seguridad,
sus bellísimos ojos, su estupor.

Los colores que nos miran,
la suprema delicadeza de un alma que despierta,
Intuir...
a Dionisos en su dulce embriaguez,
en su fidelidad,
en sus contradicciones,
en su peligro.
A Hefestos con su fuego,
sus herramientas que pliegan el metal,
su voluntad,
su dominio,
su cueva subterránea,
su amor de chantaje.

Y saber que seguiremos andando.

martes, 10 de abril de 2007

Ternura

Siempre me hablaste...
De los velorios y los muertos,
de las gallinas sin cabeza, corriendo,
de la loca que hablaba,
y tu que reías,
de las caminatas descalza,
pequeña,
el pueblo,
las bombas,
la cueva,
la sangre en los pies de tu hermana, la nieve,
escapando
de los soldados que hablaban fuerte, otro idioma, duro.
La confusión.

Nunca te vi,
nunca quise,
demasiada culpa,
demasiada responsabilidad,
demasiada carga,
madre.

Inclinaste tu cabeza
hacia un lado, el otro día,
pequeña, niña.
Finalmente te vi,
será que me vi?
Finalmente cuatro palabras importantes.

Conmigo fue lo mismo, hija,
a mi nadie me dijo,
quise ser distinta,
me crees?
Lo intenté,
Lágrimas...
Arden.

Me acerqué
necesité
sentirte humana,
sentirme parecida,
reconocerme

Estamos empezando,
al fin.

domingo, 8 de abril de 2007

Milan Kundera

Kundera, siempre Kundera, cada cuatro o cinco años, cuando alguien me lo recuerda, cuando necesito desnudar las cosas, cuando quiero que me sean dichas sin adornos.
Leo en semana santa, me voy a la playa, pero hay vacío, no me siento bien...
Leo La Insoportable Levedad del Ser...
Me pregunto si de verdad me gusta ese libro o si simplemente me acostumbré a decir que me gusta o si me gustó alguna vez y ya no.
Igual lo leo, lo devoro.
Kundera y su sinceridad.
Kundera y sus personajes miserables que no tienen ni siquiera el derecho a un poco de realidad. Sacados de su mente, expuestos, solos, sin sangre.
Kundera el cirujano de los sentimientos.
El que habla siempre de pesadillas.
El poco poeta.
No hay amor en Kundera.
La amargura por su Praga invadida, por los rusos, por la incertidumbre, por la indignidad.
Es tiempo de realidades, me digo.
Y sigo.
Leo a sus mujeres.
Sus hombres no me gustan. Aman y no lo saben, odian y no lo saben.
Odian amando, aman odiando.
Tienen miedo. Son hombres. Me alejo.
En sus mujeres...me reconozco.
Kundera hubiese podido ser mujer.
Hay muchas escenas con espejos.
Mujeres desnudas viéndose al espejo.
Nos vemos realmente?
O el espejo es un transito, un puente hacia ese mundo que no entendemos y que es nuestro?
Nuestro?
Kundera me pone difícil.
Pregunta tras pregunta.
A todas les tengo repuesta pero no digo.
No todavía...
Cuando quiera...
Cuando pueda...

Tiempo de leer nuevos libros.

lunes, 2 de abril de 2007

Estoy
En el claro oscuro de la duda y la certeza,
en el llanto de adentro,
de no se donde,
de no se cuando,
en el grito que me ahoga todavía,
(no por mucho más)
en el vuelo que me apresto a emprender,
en la luna que me habla en su silencio,
en el miedo que persiste,
en la eterna contradicción que me acompaña
Estoy, finalmente.

domingo, 1 de abril de 2007

Nietszche

Esto es un camino y nosotros decidimos, en el mejor de los casos, como y con quien andarlo.
Cuando estaba en el colegio, en el ultimo año, recorrí el índice de mi libro de filosofía, leyendo todos los nombres de los filósofos, y me alegré porque pronto mi profesora me explicaría que cosa había dicho cada quien.
Casi al final del libro leí un nombre que me impactó...Nietszche...
Lo primero que se me vino a la mente fue encontrar alguna manera de pronunciar eso.
Desistí.
Entonces me acerqué a mi papa, que leía afuera en el jardín (como siempre) y le pedí que me dijera si conocía ese nombre, a esa persona.
Me miró y con una sonrisa picara me dijo: "Niche, se pronuncia Niche...en la biblioteca hay varios. Habla del superhombre, dice que los ideales no sirven para nada, que los peores individuos del mundo son los idealistas, habla de la nada...destruye a Socrates, no soporta la moral cristiana, en fin...un gran tipo...pero a tus 16, no lo sé...mejor esperas...espera un poco".
Le obedecí.
Esperé a que la profesora pasara por todo el índice.
Pero la profesora se saltó a Nietszche, si, simplemente se lo saltó!
Yo quería saber el por qué y ella me dijo que ese individuo no era un filósofo, sino un demente.
Me indigné.
Busqué los libros de mi padre.
Y allí comenzó uno de los viajes más bellos y más completos que me ha tocado vivir.
Al principio no entendía nada, pero continuaba porque me daba risa su modo peculiar de escribir, sin vergüenza, sin moral.
Me enojaba con él cuando hablaba mal de Sócrates catalogándolo de viejo loco, hipócrita y oportunista.
Me asustaba cuando me decía que la vida era trágica, que Dios había muerto y que la realidad es solo una construcción mental.
Me ayudaba a entender aquellas cosas sin sentido que siempre pasaban y en las que yo colaboraba.
Nietszche trató de romper todos mis esquemas, mis paradigmas.
Ardua labor.
Lo leí, lo escuche.
Ha pasado el tiempo y lo retomo cada vez que algo no me cuadra, cada vez que caigo en las garras de la piedad (la mía y la de los otros), cada vez que me conmuevo con cosas vacías. Cuando quiero salvar al mundo de su caos. Cuando me siento omnipotente.
Lo leo cuando quiero dejar de suponer, cuando quiero reconquistar la nada, cuando quiero vaciar el cubo de la basura que se va acumulando.
Mi filósofo no es un compañero fácil.
Dicen que mi filósofo murió loco.
No lo creo. ¿Quién para decirlo?
Lo leo ahora y trato de acompañarlo en sus últimos días de soledad y tristeza.
Volveré sobre él...