viernes, 31 de agosto de 2012

Breve en la ducha


Entré a la ducha con los lentes puestos y el cigarrillo encendido. Lo supe porque el vapor acentuó el olor del humo y nubló los cristales. Estoy perdida, pensé y sonreí. ¿Cómo podría existir el duelo de un amor que no ha muerto? ¿Con cuales pistolas se le dispara a algo que es impasible ante toda violencia? La palabra "duelo" es defectuosa, me dije, como todas las palabras desde que te sé.

Lástima


No había campanas
timbres
alertas
en el reino de lo que fue.

Allá donde estuvimos
sólo escuché poesía
puertas abiertas
entrega.

Lástima que tuve que descreerme
y los versos hacerse alarmas
las puertas hacerse cerrojos
la entrega hacerse nada.



sábado, 18 de agosto de 2012

Bolero


La oí cantar
la vi moverse sinuosa
hasta le olí la lágrima
me conmoví por mí.

Me reconocí en ella, la cantante.

Tú has sido mi bolero latinoamericano,
lo que siempre dije que jamás me sucedería.

Muy bien
listo
ya
es hora de volver a Ravel.

Lucha


Anoche,
el poema,
con su sed de tinta,
imploró que lo escribiera
y yo respondí que no lo haría.

Vencí.

El premio fue
dormir
en la burla silenciosa de tu ausencia.

miércoles, 8 de agosto de 2012

Surf en la arena


Hemos abandonado la profundidad
por miedo a la falta de conmoción
por miedo a conmovernos demasiado

da igual

sólo la duda queda

desértica.

miércoles, 1 de agosto de 2012

Poema dormido


De un tiempo a esta parte, al despertar, me toca hacer un esfuerzo para recopilar las imágenes del día anterior, las conversaciones que tuve, los rostros que vi, las locuras a las que me enfrenté. Me toca inventariar con fatiga aquello que constituirá mis recuerdos y definir a las personas que seguiré queriendo. Lo mismo me pasa con las actividades prácticas que me esperan, las clases, las lecturas, el mercado, lo que escribiré, lo que vestiré, lo que cocinaré. Es como si mi agenda mental se hubiera diluido. Todo esto sucede en el espacio del microsegundo que va desde el dormir al despertar, en ese instante en que flexionas las rodillas y lanzas las piernas a tu derecha para apoyarte en el piso. Por el momento no he dudado que haya piso y eso es ya una victoria. De mi futuro ni hablar...él o su posibilidad se asoman sólo luego de la primera taza de café. Quizás eso sea la soledad, la construcción consciente de la vida después del café.