Ponencia de Leonora Simonovis sobre poesía venezolana reciente
En El arco y
la lira, el escritor mexicano Octavio Paz se refiere a la poesía como
“conocimiento, salvación, poder, abandono. Operación capaz de cambiar al
mundo, la actividad poética es revolucionaria por naturaleza”. Más adelante
afirma que puede haber poesía sin poemas y que la poesía la poesía es
independiente del poeta y del poema. El poema, al igual que un cuadro o una
canción, es un producto de la energía creadora del ser humano. Por su parte, el
poeta venezolano Rafael Cadenas, quien recientemente recibió el Premio Federico
García Lorca de poesía, reflexiona acerca del hecho de que “La
poesía no tiene residencia fija. Suele invadir los demás géneros y casi no hay
gran libro donde no esté presente. Hasta puede afirmarse que en última
instancia no hay literatura, sino poesía”. Sin embargo, la poesía para Cadenas
implica una derrota puesto que como género, es el único que puede “hacer algo
por vincular al hombre con todo lo que su olvido ha relegado, por quitarlo de
la distracción en que vive, por plantearle las preguntas decisivas, por darle
seriedad a las palabras, por apuntar hacia un vivir auténtico”; el fracaso sin
embargo, está en el hecho de que no se puede transmitir en estado puro lo que
estaba en el origen.
Esta definición inicial de la poesía y de la
creación poética, me sirve de introducción para conversar acerca de dos poetas
venezolanas contemporáneas, quienes se han decidido por los cuadernos de bitácora o blogs como
medios de publicación en los cuales proponen una poesía complementada por el
arte y la fotografía, accesible a un público que no necesariamente es versado
en asuntos literarios, pero que quizás está interesado en participar e
intercambiar ideas acerca de sus propias lecturas e interpretaciones. En primer
lugar, haré referencia brevemente a la poesía venezolana escrita por mujeres
para contextualizar las propuestas más recientes. Asimismo, es importante
destacar los cambios en el ámbito cultural y literario, a partir de la
Revolución Bolivariana propulsada por el difunto Hugo Chávez.
II
La poesía venezolana en general es poco conocida
fuera de las fronteras del país, a pesar de que ha contado con figuras de la
talla de Andrés Bello, José Antonio Pérez Bonalde, Antonia Palacios, Enriqueta
Arvelo Larriva y José Antonio Ramos Sucre, por solo mencionar algunos. No es de
extrañar entonces, que las figuras femeninas en este género literario hayan
tenido aún menos reconocimiento, entre otras cosas porque el boom de
poesía escrita por mujeres en Venezuela se da a partir de los años ochenta.
Antes de este, aunque las autoras escribieron poesía de gran calidad, fueron
figuras aisladas que, de acuerdo con el escritor y crítico literario cubano
Julio Miranda, compartieron una recepción similar por parte de la crítica, a
saber: 1) el desinterés, 2) una ubicación histórica imprecisa; 3)una
clasificación de acuerdo a sus “carencias” en cuanto a la madurez de su talento
creador (Miranda 91). Las
mujeres se definen a partir de una negación, de lo que no son y de lo que no
hacen.
Gran parte de las historias y antologías de poesía
venezolana (Medina 1981; Arráiz Lucca 1998; Marta Sosa 2003) dedican secciones
aparte a la poesía escrita por mujeres, categorizándola cronológicamente: “las
mujeres poetas ––los mejores poetas, muchas veces– – flotan en limbos
generacionales o vienen a completar (¿adornar?) agrupaciones fundamentalmente
masculinas” (Miranda 56). Es por ello que Miranda critica tanto la forma como
se ha estudiado la historia de la poesía venezolana y las divisiones generacionales,
cronológicas y por movimientos que se han hecho, como la marginalización de las
mujeres del canon venezolano. El trabajo de Miranda resulta esclarecedor para
comprender el aporte que sobretodo las poetas de la primera mitad del siglo XX
tuvieron en el canon literario venezolano, así como la forma en la que
establecieron un lenguaje y una temática propias, que las diferenciaba de sus
contrapartes masculinos, ya que se atrevieron a tratar temas, objetos, espacios
y lugares –marginales y marginados– que no eran considerados “relevantes” para
el momento.
No obstante y a pesar de la incomprensión que
recibieron estas escritoras, sentaron las bases de una poesía que estableció
distancia con la tradición canónica. Esta estuvo marcada por el rol preponderante
del cuerpo, el erotismo y la sexualidad, así como de un lenguaje cuya
“materialidad corporal” (Miranda 92) será retomada y resignificada por las
generaciones posteriores. Su lenguaje, alejado de abstracciones incomprensibles
y de construcciones rebuscadas que requieren de un tipo de lector
especializado, se caracteriza por la honestidad––a veces brutal–– y la
representación del espacio íntimo. Asimismo, el protagonismo del cuerpo
femenino visibiliza a la voz poética y la convierte en sujeto táctil, concreto,
audio-visual, latente.
Tarde (María Calcaño 1906-1956)
Te miro.
Te miro de cerca:
te escudriño hosca...
La tarde está linda afuera en el monte.
La promesa que traigo
de belleza
se me aprieta a la boca.
Y me dueles.
Tus caricias me arden como tus palabras.
Me dueles.
Por eso vengo de tan lejos
a plantarme en tu alfombra
como gajo henchido.
A sentirme los ojos dolorosos
cuando me suba el oleaje
de tus brazos crespos.
El aire se hastía
los deseos me apresan
yo soy la tarde linda.
A medida que avanza el siglo XX las poetas
venezolanas comienzan a salir de los márgenes, pero no para colocarse en el
centro, sino, al contrario, para cuestionarlo y para proponer perspectivas
diversas e inclusivas. Es así entonces como
el boom de los años ochenta incluye a escritoras como Miyó Vestrini, María
Clara Salas, Hanni Ossott, Yolanda Pantin y María Antonieta Flores por nombrar
algunas, quienes establecen una poética en la que la mujer se abre un espacio
propio y en diálogo con el espacio masculino. Los cambios en la economía, lo
social y el entorno político también influirán en la escritura de estas mujeres
de manera determinante.
EL HORNO
(Hanni Ossott 1946-2003). Fragmento
El horno es un estuche, un vientre secreto
una madre mecánica que manejo con mis fuegos y mi apetencia
Lo obligo a encender sus paredes
lo gradúo
Le digo: abrasa a tu presa
quema su superficie
ablanda su centro
Le digo: trescientos grados... y su pasión obedece
Amante sólo amante suda fuegos y se deja
invadir por el aroma se deja
regar por los desbordes de aquello que quema.
III
En años recientes, la Revolución Bolivariana
polarizó al país, no solo desde el punto de vista político, sino también en
otros ámbitos. La literatura no fue una excepción: una de las editoriales más importantes en el país, Monte Ávila Editores, se convirtió en el
mayor promotor de escritores establecidos y noveles adeptos al gobierno. Se
crearon otras editoriales como El perro y
la rana y las Librerías del Sur,
así como programas de incentivo a la lectura, los cuales, sin embargo, no
cumplieron con el objetivo deseado. La oferta fue mayor que la demanda y los
libros se quedaban sin vender. El Estado se convirtió en editor, en el sentido
en que al proveer subsidios para publicaciones, puede decidir qué se publica o
no. Por otra parte, las editoriales de corte trasnacional (Planeta, Alfa, Fondo
de Cultura Económica) comenzaron a sentir las presiones del gobierno en cuanto
a los impuestos que debían pagar, la dificultad de conseguir materiales para la
impresión y una censura ante su ideología política –contraria a la del Estado.
Debido a esta situación, así como a la escasez de
papel, los blogs, portales literarios y revistas virtuales han crecido
considerablemente durante las últimas décadas; varios escritores han creado sus
páginas y blogs con distintos fines, bien sea para promocionar su propia obra aunque
otros todavía prefieren recurrir a portales o revistas literarias donde existe
un proceso de edición riguroso que le otorgue validez a la obra publicada,
similar al de una editorial que publica en formato de papel. No obstante y a pesar del desconocimiento
general que rodea a la poesía venezolana
en general, dos poetas venezolanos obtuvieron recientemente galardones
internacionales: El Premio Federico García Lorca, lo recibió Rafael Cadenas y
el Premio de Poesía Encuentro de Poetas del Mundo Latino 2015, Yolanda Pantin.
Cinzia Ricciuti
Nació
en Venezuela y actualmente vive en Italia. Lleva el blog “Verdades que asoman”
en el que se mezclan reflexiones personales, crítica literaria breve, poemas,
fotografía y arte. La poesía de Cinzia aborda, entre otros, temas relacionados
con la situación política y social de Venezuela. Al respecto, la autora
comenta, “Quizás más que
inspiración lo llamaría vida, sangre, urgencia. Del país donde nací en este momento salen gritos que se me hacen
poemas dolorosos, algunos ni los escribo y creo que eso forma parte de la
impotencia que siento, pero otros emergen, se expresan y muestran lo que
observo, lo que subyace, lo que quizás no se vea a simple vista y nos está
aniquilando.”
Por eso hablamos tanto
Nadie soporta el dolor y el
extrañamiento,
el abandono y el ahogo,
la fractura y la burla,
toda la sangre y esta perplejidad.
Por eso hablamos tanto.
La palabra es la tierra.
El discurso es la casa.
Obligados a luchas inesperadas, nos
quebraron.
Por eso hablamos tanto.
Para no morir de miedo. (21 sept 2015).
Para Cinzia, el juego con la imagen es parte fundamental del proceso
de creación. Mientras algunos poetas se inspiran con fotografías u obras de
artes, ella primero escribe y luego busca una imagen que represente al poema.
Expresa satisfacción en el hecho de encontrar imágenes que se identifican con
su sentir creador, así como en pensar que haya otras personas que tengan
perspectivas similares. El acto creador se convierte en un acto comunitario
virtual, en el que medios diferentes expresan ideas similares. En este sentido,
el significado de una fotografía, por ejemplo viene dado por su uso. Como
explica Susan Sontag, “Las fotografías son un modo
de apresar una realidad que se considera recalcitrante e inaccesible, de
imponerle que se detenga. O bien amplían una realidad que se percibe reducida,
vaciada, perecedera, remota. No se puede poseer la realidad, se puede poseer (y
ser poseído por) imágenes” (159). Entonces, ante el fracaso del acto poético
que mencionaba Cadenas, ante la imposibilidad de decir lo indecible, la fotografía
viene a rellenar los silencios y a complementar la imagen poética.
Visualización de lo que el poema no dice, interpretación de la realidad a
partir de otro medio, de dos medios que se complementan.
Por
otra parte, los poemas de Cinzia reflexionan acerca del acto de escribir, de la
poesía misma, de otros escritores y pensadores que la inspiran. A la autora le
parece que los poetas y escritores venezolanos deben aprovechar este momento
para publicar en las plataformas que ofrece en Internet, “La poesía es mucho más que el
libro que la alberga. Hay que dejar en paz a los poetas. Los poetas necesitan
expresarse y decir al mundo lo que ven y nada los detendrá, siempre ha sido
así. La poesía además de toda la belleza que implica es un gran agente
liberador y por ende siempre perseguido. Para ella el acto creador parte
de la belleza como un acto que permite trascender más allá de lo visible,
tangible y explicable.
Lucha
Anoche,
el
poema,
con
su sed de tinta,
imploró
que lo escribiera
y
yo respondí que no lo haría.
Vencí.
El
premio fue
dormir
en la burla silenciosa de tu
ausencia
Las palabras no resultan suficientes y por tanto la combinación de medios se funden en un producto –por llamarlo de alguna manera– físico y espiritual. A la vez, este resulta accesible, puesto que atrae a diferentes tipos de lector que quizás no pueden identificarse plenamente con el poema pero sí con la imagen que lo acompaña. Son lenguajes, mensajes, diálogos que permiten un acercamiento a la poesía como la conciben Paz o Cadenas, en un intento por comprender y transmitir la belleza, pero también el dolor y la violencia, la decepción y el fracaso.
Kira Kariakin
Escritora,
editora y organizadora de eventos culturales como los jamming poéticos en la
ciudad de Caracas. Recientemente
co-editó el libro 100 mujeres
contra la violencia de género, en el cual también incluye uno de sus
textos. Kira lleva el blog K-minos, que combina poesía con reflexiones
personales y relatos de viajes. Ha vivido en diversas partes del mundo como
Uganda y Bangladesh y estas experiencias alimentan su escritura y le otorgan un
carácter que se debate entre el desarraigo y la certidumbre de habitar un espacio
propio que al mismo tiempo le es ajeno. En sus poemas recientes, puede
percibirse la duda y la incertidumbre de un sujeto poético agobiado por situaciones
que escapan a su control,
En medio del blanco
El
poema se revela
para
decirme
para
saber lo que debo
pero
me traiciona
cuando
tú lo lees
y
te ataja
y
te invade
y
entonces te dice
y
entonces sabes
que
el poema vive solo
Kira también ha impartido talleres sobre cómo
crear y mantener un blog y fue participante en un Encuentro de Espacio Público sobre
la experiencia digital literaria junto con otras escritoras y poetas. Con
respecto a su propia escritura, la autora alega,
Yo he desarrollado mi escritura casi exclusivamente
en mi blog y otros medios digitales y me es natural combinar las herramientas
con lo que escribo. Asimismo, combinar crónica con poesía o fotografías mías
con poesía, etc... Me cuesta ajustarme a esquemas más ortodoxos de los géneros
y me ha sido difícil desprenderme de publicar lo que voy escribiendo en mi blog
(por cuestiones de participar en concursos) aunque siempre contemplo hacerlo en
el futuro.
A
diferencia de Cinzia, Kira utiliza imágenes que marcan su día a día como
inspiración para su escritura: lugares que ha visitado, el paisaje que se ve
desde su ventana y que pertenece a una ciudad que la acecha, la sitia y la
paraliza, “el Apocalipsis nos ronda/nos acecha silencioso/tras la basura/es una
bestia incansable/es la rabia en espera”. El poema se convierte en el blanco
que canaliza y que sublima la frustración, que calma a la bestia y que ofrece
sosiego temporal en un espacio contenido –pero también desbordado– por el
instinto creador: “la trascendencia es ahora/una taza de té/música/un libro”.
El té como ritual recurrente que asienta y equilibra, la casa como refugio, una
casa similar a las casas de otras poetas anteriores, pero que permanece en
medio del blanco, en un espacio incierto y sembrado por la duda y la errancia
interior del sujeto que quiere asir lo que no puede. Curiosamente y a
diferencia de la lluvia de imágenes que contiene “Verdades que asoman”,
“K-minos” es un blog también marcado por el blanco, un color que contiene todo
pero que a la vez se mantiene vacío. Nuevamente la poesía que fracasa en su
expresión, que no llega ni puede llegar al origen de la imagen que transmite.
En algunos países orientales el blanco es un color que se usa en el luto:
“Paseo en el silencio blanco/en la concavidad donde se unen/ la mudez y la
sordera”. Luto por lo que no fue y por lo que es y ya no esta. Luto por un país,
que como dice Cadenas en su discurso durante la entrega del Premio García
Lorca, es un “pozo de plomo y sangre”, un “luto en gerundio”, un “llanto que no
cesa.”
Final
John
Berger, en su libro Ways of Seeing
dice que “ver viene antes de la palabra” y que las imágenes poseen un poder que
nos remite a la historia y al pasado. La imagen poética en este sentido, remite
a algo mucho más profundo e intangible de la experiencia humana. Al combinar
palabras, fotografía, arte y otros medios, estas autoras establecen una
búsqueda que, para decirlo con la poesía de Kariakin, “unas veces
acierta/punzante en sus anhelos/otras/se extravía en desorden”.
Las propuestas de las poetas mencionadas, así como de otros poetas
venezolanos contemporáneos, señalan un cambio en la perspectiva acerca de lo
poético que se acerca a la conceptualización que planteaba Paz al comienzo de
este ensayo. Independientemente de la forma, el medio de transmisión o la
combinación de formas artísticas, conciben la poesía como una actividad
necesaria en la sociedad hoy, que conecta al ser humano con su subjetividad
para sanar, pero también para mostrarle que hay otros caminos posibles, otras
avenidas de reflexión individual y comunitaria.
Termino con un fragmento de un poema de Cinzia que invita a la reflexión tanto sobre
la poesía y la creación artística y literaria, como sobre la Venezuela de hoy:
No me pinten fronteras,
no me hablen de países,
no me importan las ciudades,
ni las convenciones,
ni los techos.
No tengo límites.
1 comentario:
Gracias Cinzia, por publicar el texto de Leonora. Me emociona leerlo desde tu espacio. Me emociona, hoy especialmente. Me gustaría publicarlo en k-minos también. Lo haré en un par de semanas. Te mando mi abrazo y cariño.
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