viernes, 6 de noviembre de 2015

Ponencia de Leonora Simonovis

Ponencia de Leonora Simonovis sobre poesía venezolana reciente

En El arco y la lira, el escritor mexicano Octavio Paz se refiere a la poesía como “conocimiento, salvación, poder, abandono. Operación capaz de cambiar al mundo, la actividad poética es revolucionaria por naturaleza”. Más adelante afirma que puede haber poesía sin poemas y que la poesía la poesía es independiente del poeta y del poema. El poema, al igual que un cuadro o una canción, es un producto de la energía creadora del ser humano. Por su parte, el poeta venezolano Rafael Cadenas, quien recientemente recibió el Premio Federico García Lorca de poesía, reflexiona acerca del hecho de que “La poesía no tiene residencia fija. Suele invadir los demás géneros y casi no hay gran libro donde no esté presente. Hasta puede afirmarse que en última instancia no hay literatura, sino poesía”. Sin embargo, la poesía para Cadenas implica una derrota puesto que como género, es el único que puede “hacer algo por vincular al hombre con todo lo que su olvido ha relegado, por quitarlo de la distracción en que vive, por plantearle las preguntas decisivas, por darle seriedad a las palabras, por apuntar hacia un vivir auténtico”; el fracaso sin embargo, está en el hecho de que no se puede transmitir en estado puro lo que estaba en el origen.
Esta definición inicial de la poesía y de la creación poética, me sirve de introducción para conversar acerca de dos poetas venezolanas contemporáneas, quienes se han decidido  por los cuadernos de bitácora o blogs como medios de publicación en los cuales proponen una poesía complementada por el arte y la fotografía, accesible a un público que no necesariamente es versado en asuntos literarios, pero que quizás está interesado en participar e intercambiar ideas acerca de sus propias lecturas e interpretaciones. En primer lugar, haré referencia brevemente a la poesía venezolana escrita por mujeres para contextualizar las propuestas más recientes. Asimismo, es importante destacar los cambios en el ámbito cultural y literario, a partir de la Revolución Bolivariana propulsada por el difunto Hugo Chávez.
II
La poesía venezolana en general es poco conocida fuera de las fronteras del país, a pesar de que ha contado con figuras de la talla de Andrés Bello, José Antonio Pérez Bonalde, Antonia Palacios, Enriqueta Arvelo Larriva y José Antonio Ramos Sucre, por solo mencionar algunos. No es de extrañar entonces, que las figuras femeninas en este género literario hayan tenido aún menos reconocimiento, entre otras cosas porque el boom de poesía escrita por mujeres en Venezuela se da a partir de los años ochenta. Antes de este, aunque las autoras escribieron poesía de gran calidad, fueron figuras aisladas que, de acuerdo con el escritor y crítico literario cubano Julio Miranda, compartieron una recepción similar por parte de la crítica, a saber: 1) el desinterés, 2) una ubicación histórica imprecisa; 3)una clasificación de acuerdo a sus “carencias” en cuanto a la madurez de su talento creador (Miranda 91). Las mujeres se definen a partir de una negación, de lo que no son y de lo que no hacen.
Gran parte de las historias y antologías de poesía venezolana (Medina 1981; Arráiz Lucca 1998; Marta Sosa 2003) dedican secciones aparte a la poesía escrita por mujeres, categorizándola cronológicamente: “las mujeres poetas ––los mejores poetas, muchas veces– – flotan en limbos generacionales o vienen a completar (¿adornar?) agrupaciones fundamentalmente masculinas” (Miranda 56). Es por ello que Miranda critica tanto la forma como se ha estudiado la historia de la poesía venezolana y las divisiones generacionales, cronológicas y por movimientos que se han hecho, como la marginalización de las mujeres del canon venezolano. El trabajo de Miranda resulta esclarecedor para comprender el aporte que sobretodo las poetas de la primera mitad del siglo XX tuvieron en el canon literario venezolano, así como la forma en la que establecieron un lenguaje y una temática propias, que las diferenciaba de sus contrapartes masculinos, ya que se atrevieron a tratar temas, objetos, espacios y lugares –marginales y marginados– que no eran considerados “relevantes” para el momento.
No obstante y a pesar de la incomprensión que recibieron estas escritoras, sentaron las bases de una poesía que estableció distancia con la tradición canónica. Esta estuvo marcada por el rol preponderante del cuerpo, el erotismo y la sexualidad, así como de un lenguaje cuya “materialidad corporal” (Miranda 92) será retomada y resignificada por las generaciones posteriores. Su lenguaje, alejado de abstracciones incomprensibles y de construcciones rebuscadas que requieren de un tipo de lector especializado, se caracteriza por la honestidad––a veces brutal–– y la representación del espacio íntimo. Asimismo, el protagonismo del cuerpo femenino visibiliza a la voz poética y la convierte en sujeto táctil, concreto, audio-visual, latente.
Tarde (María Calcaño 1906-1956)

Te miro.
Te miro de cerca:
te escudriño hosca...

La tarde está linda afuera en el monte.
La promesa que traigo
de belleza
se me aprieta a la boca.
Y me dueles.
Tus caricias me arden como tus palabras.

Me dueles.
Por eso vengo de tan lejos
a plantarme en tu alfombra
como gajo henchido.
A sentirme los ojos dolorosos
cuando me suba el oleaje
de tus brazos crespos.

El aire se hastía
los deseos me apresan
yo soy la tarde linda.
A medida que avanza el siglo XX las poetas venezolanas comienzan a salir de los márgenes, pero no para colocarse en el centro, sino, al contrario, para cuestionarlo y para proponer perspectivas diversas e inclusivas. Es así entonces como el boom de los años ochenta incluye a escritoras como Miyó Vestrini, María Clara Salas, Hanni Ossott, Yolanda Pantin y María Antonieta Flores por nombrar algunas, quienes establecen una poética en la que la mujer se abre un espacio propio y en diálogo con el espacio masculino. Los cambios en la economía, lo social y el entorno político también influirán en la escritura de estas mujeres de manera determinante.
EL HORNO (Hanni Ossott 1946-2003). Fragmento

El horno es un estuche, un vientre secreto
una madre mecánica que manejo con mis fuegos y mi apetencia
Lo obligo a encender sus paredes
lo gradúo
Le digo: abrasa a tu presa
quema su superficie
ablanda su centro
Le digo: trescientos grados... y su pasión obedece
Amante sólo amante suda fuegos y se deja
invadir por el aroma se deja
regar por los desbordes de aquello que quema.
III
En años recientes, la Revolución Bolivariana polarizó al país, no solo desde el punto de vista político, sino también en otros ámbitos. La literatura no fue una excepción: una de las  editoriales más importantes en el país, Monte Ávila Editores, se convirtió en el mayor promotor de escritores establecidos y noveles adeptos al gobierno. Se crearon otras editoriales como El perro y la rana y las Librerías del Sur, así como programas de incentivo a la lectura, los cuales, sin embargo, no cumplieron con el objetivo deseado. La oferta fue mayor que la demanda y los libros se quedaban sin vender. El Estado se convirtió en editor, en el sentido en que al proveer subsidios para publicaciones, puede decidir qué se publica o no. Por otra parte, las editoriales de corte trasnacional (Planeta, Alfa, Fondo de Cultura Económica) comenzaron a sentir las presiones del gobierno en cuanto a los impuestos que debían pagar, la dificultad de conseguir materiales para la impresión y una censura ante su ideología política –contraria a la del Estado.
Debido a esta situación, así como a la escasez de papel, los blogs, portales literarios y revistas virtuales han crecido considerablemente durante las últimas décadas; varios escritores han creado sus páginas y blogs con distintos fines, bien sea para promocionar su propia obra aunque otros todavía prefieren recurrir a portales o revistas literarias donde existe un proceso de edición riguroso que le otorgue validez a la obra publicada, similar al de una editorial que publica en formato de papel.  No obstante y a pesar del desconocimiento general que rodea a la poesía  venezolana en general, dos poetas venezolanos obtuvieron recientemente galardones internacionales: El Premio Federico García Lorca, lo recibió Rafael Cadenas y el Premio de Poesía Encuentro de Poetas del Mundo Latino 2015, Yolanda Pantin.

Cinzia Ricciuti
Nació en Venezuela y actualmente vive en Italia. Lleva el blog “Verdades que asoman” en el que se mezclan reflexiones personales, crítica literaria breve, poemas, fotografía y arte. La poesía de Cinzia aborda, entre otros, temas relacionados con la situación política y social de Venezuela. Al respecto, la autora comenta, “Quizás más que inspiración lo llamaría vida, sangre, urgencia. Del país donde nací  en este momento salen gritos que se me hacen poemas dolorosos, algunos ni los escribo y creo que eso forma parte de la impotencia que siento, pero otros emergen, se expresan y muestran lo que observo, lo que subyace, lo que quizás no se vea a simple vista y nos está aniquilando.”
Por eso hablamos tanto

Nadie soporta el dolor y el extrañamiento,
el abandono y el ahogo,
la fractura y la burla,
toda la sangre y esta perplejidad.
Por eso hablamos tanto.
La palabra es la tierra.
El discurso es la casa.
Obligados a luchas inesperadas, nos quebraron.
Por eso hablamos tanto.
Para no morir de miedo. (21 sept 2015).

 Para Cinzia, el juego con la imagen es parte fundamental del proceso de creación. Mientras algunos poetas se inspiran con fotografías u obras de artes, ella primero escribe y luego busca una imagen que represente al poema. Expresa satisfacción en el hecho de encontrar imágenes que se identifican con su sentir creador, así como en pensar que haya otras personas que tengan perspectivas similares. El acto creador se convierte en un acto comunitario virtual, en el que medios diferentes expresan ideas similares. En este sentido, el significado de una fotografía, por ejemplo viene dado por su uso. Como explica Susan Sontag, “Las fotografías son un modo de apresar una realidad que se considera recalcitrante e inaccesible, de imponerle que se detenga. O bien amplían una realidad que se percibe reducida, vaciada, perecedera, remota. No se puede poseer la realidad, se puede poseer (y ser poseído por) imágenes” (159). Entonces, ante el fracaso del acto poético que mencionaba Cadenas, ante la imposibilidad de decir lo indecible, la fotografía viene a rellenar los silencios y a complementar la imagen poética. Visualización de lo que el poema no dice, interpretación de la realidad a partir de otro medio, de dos medios que se complementan.
Por otra parte, los poemas de Cinzia reflexionan acerca del acto de escribir, de la poesía misma, de otros escritores y pensadores que la inspiran. A la autora le parece que los poetas y escritores venezolanos deben aprovechar este momento para publicar en las plataformas que ofrece en Internet, “La poesía es mucho más que el libro que la alberga. Hay que dejar en paz a los poetas. Los poetas necesitan expresarse y decir al mundo lo que ven y nada los detendrá, siempre ha sido así. La poesía además de toda la belleza que implica es un gran agente liberador y por ende siempre perseguido. Para ella el acto creador parte de la belleza como un acto que permite trascender más allá de lo visible, tangible y explicable.

Lucha
Anoche,
el poema,
con su sed de tinta,
imploró que lo escribiera
y yo respondí que no lo haría.
Vencí.
El premio fue
dormir
en la burla silenciosa de tu ausencia

Las palabras no resultan suficientes y por tanto la combinación de medios se funden en un producto –por llamarlo de alguna manera– físico y espiritual. A la vez, este resulta accesible, puesto que atrae a diferentes tipos de lector que quizás no pueden identificarse plenamente con el poema pero sí con la imagen que lo acompaña. Son lenguajes, mensajes, diálogos que permiten un acercamiento a la poesía como la conciben Paz o Cadenas, en un intento por comprender y transmitir la belleza, pero también el dolor y la violencia, la decepción y el fracaso.

Kira Kariakin
Escritora, editora y organizadora de eventos culturales como los jamming poéticos en la ciudad de Caracas. Recientemente  co-editó el libro 100 mujeres contra la violencia de género, en el cual también incluye uno de sus textos. Kira lleva el blog K-minos, que combina poesía con reflexiones personales y relatos de viajes. Ha vivido en diversas partes del mundo como Uganda y Bangladesh y estas experiencias alimentan su escritura y le otorgan un carácter que se debate entre el desarraigo y la certidumbre de habitar un espacio propio que al mismo tiempo le es ajeno. En sus poemas recientes, puede percibirse la duda y la incertidumbre de un sujeto poético agobiado por situaciones que escapan a su control,

En medio del blanco 

El poema se revela
para decirme
para saber lo que debo
 pero me traiciona
cuando tú lo lees
y te ataja
y te invade
y entonces   te dice
y entonces   sabes
que el poema vive solo

 Kira también ha impartido talleres sobre cómo crear y mantener un blog y fue participante en un Encuentro de Espacio Público sobre la experiencia digital literaria junto con otras escritoras y poetas. Con respecto a su propia escritura, la autora alega,
Yo he desarrollado mi escritura casi exclusivamente en mi blog y otros medios digitales y me es natural combinar las herramientas con lo que escribo. Asimismo, combinar crónica con poesía o fotografías mías con poesía, etc... Me cuesta ajustarme a esquemas más ortodoxos de los géneros y me ha sido difícil desprenderme de publicar lo que voy escribiendo en mi blog (por cuestiones de participar en concursos) aunque siempre contemplo hacerlo en el futuro.
A diferencia de Cinzia, Kira utiliza imágenes que marcan su día a día como inspiración para su escritura: lugares que ha visitado, el paisaje que se ve desde su ventana y que pertenece a una ciudad que la acecha, la sitia y la paraliza, “el Apocalipsis nos ronda/nos acecha silencioso/tras la basura/es una bestia incansable/es la rabia en espera”. El poema se convierte en el blanco que canaliza y que sublima la frustración, que calma a la bestia y que ofrece sosiego temporal en un espacio contenido –pero también desbordado– por el instinto creador: “la trascendencia es ahora/una taza de té/música/un libro”. El té como ritual recurrente que asienta y equilibra, la casa como refugio, una casa similar a las casas de otras poetas anteriores, pero que permanece en medio del blanco, en un espacio incierto y sembrado por la duda y la errancia interior del sujeto que quiere asir lo que no puede. Curiosamente y a diferencia de la lluvia de imágenes que contiene “Verdades que asoman”, “K-minos” es un blog también marcado por el blanco, un color que contiene todo pero que a la vez se mantiene vacío. Nuevamente la poesía que fracasa en su expresión, que no llega ni puede llegar al origen de la imagen que transmite. En algunos países orientales el blanco es un color que se usa en el luto: “Paseo en el silencio blanco/en la concavidad donde se unen/ la mudez y la sordera”. Luto por lo que no fue y por lo que es y ya no esta. Luto por un país, que como dice Cadenas en su discurso durante la entrega del Premio García Lorca, es un “pozo de plomo y sangre”, un “luto en gerundio”, un “llanto que no cesa.”
Final
John Berger, en su libro Ways of Seeing dice que “ver viene antes de la palabra” y que las imágenes poseen un poder que nos remite a la historia y al pasado. La imagen poética en este sentido, remite a algo mucho más profundo e intangible de la experiencia humana. Al combinar palabras, fotografía, arte y otros medios, estas autoras establecen una búsqueda que, para decirlo con la poesía de Kariakin, “unas veces acierta/punzante en sus anhelos/otras/se extravía en desorden”.
Las propuestas de las poetas mencionadas, así como de otros poetas venezolanos contemporáneos, señalan un cambio en la perspectiva acerca de lo poético que se acerca a la conceptualización que planteaba Paz al comienzo de este ensayo. Independientemente de la forma, el medio de transmisión o la combinación de formas artísticas, conciben la poesía como una actividad necesaria en la sociedad hoy, que conecta al ser humano con su subjetividad para sanar, pero también para mostrarle que hay otros caminos posibles, otras avenidas de reflexión individual y comunitaria.
Termino con un fragmento de un poema de Cinzia que invita a la reflexión tanto sobre la poesía y la creación artística y literaria, como sobre la Venezuela de hoy:

No me pinten fronteras,
no me hablen de países,
no me importan las ciudades,
ni las convenciones,
ni los techos.

No tengo límites.

1 comentario:

Kira Kariakin dijo...

Gracias Cinzia, por publicar el texto de Leonora. Me emociona leerlo desde tu espacio. Me emociona, hoy especialmente. Me gustaría publicarlo en k-minos también. Lo haré en un par de semanas. Te mando mi abrazo y cariño.