viernes, 6 de julio de 2007

Malabar


Dirigirse al circo de la vida
observar los colores y las formas
y no sentirlos ajenos
no de nuevo

Mirar hacia arriba
sentir los músculos tensos
listos para el gran salto

Los trapecios vacíos
sonríen
saben
esperan

Las contracciones del cuerpo
que abren el alma
y que mágicamente llevan
a la más profunda elasticidad

Piruetas
resistencia
valentía
confianza
jamás imaginadas

Milagro

5 comentarios:

Anónimo dijo...

magia

peyote dijo...

No hay crivo que se le en verso, luego se atraze y con-quien/quiera endulzar la sorpresa; del circo al revez: los espectadores riendose de los payasos, y los leones domando a los domadores.

SAludos, me gusto mucho su sello en las letras.

Jose Urriola dijo...

Una vez tuve le gusto de ver al Cirque du Soleil. Había un tipo que se colgaba de unas telas rojas (en ese tiempo las telas rojas eran simplemente telas rojas hermosas y nadie las asociaba con otra cosa) y volaba. Volaba a metros de altura, hacía piruetas de ensueño, se lanzaba, colgaba, tomaba impulso volaba más alto. Me gusta pensar, a veces, que ese tipo utiliza las telas como excusa. Para no asustar al público. Realmente no le hacen falta. Cuando está solo y fastidiado, mira a los lados, se asegura que nadie ronda, salta y vuela.

Cinzia Ricciuti dijo...

Magia
Saltar
Volar
Vivir
Claro que si!
Un abrazo

Cuni dijo...

Animares, arriesgarse...qué miedito!