domingo, 1 de abril de 2007

Nietszche

Esto es un camino y nosotros decidimos, en el mejor de los casos, como y con quien andarlo.
Cuando estaba en el colegio, en el ultimo año, recorrí el índice de mi libro de filosofía, leyendo todos los nombres de los filósofos, y me alegré porque pronto mi profesora me explicaría que cosa había dicho cada quien.
Casi al final del libro leí un nombre que me impactó...Nietszche...
Lo primero que se me vino a la mente fue encontrar alguna manera de pronunciar eso.
Desistí.
Entonces me acerqué a mi papa, que leía afuera en el jardín (como siempre) y le pedí que me dijera si conocía ese nombre, a esa persona.
Me miró y con una sonrisa picara me dijo: "Niche, se pronuncia Niche...en la biblioteca hay varios. Habla del superhombre, dice que los ideales no sirven para nada, que los peores individuos del mundo son los idealistas, habla de la nada...destruye a Socrates, no soporta la moral cristiana, en fin...un gran tipo...pero a tus 16, no lo sé...mejor esperas...espera un poco".
Le obedecí.
Esperé a que la profesora pasara por todo el índice.
Pero la profesora se saltó a Nietszche, si, simplemente se lo saltó!
Yo quería saber el por qué y ella me dijo que ese individuo no era un filósofo, sino un demente.
Me indigné.
Busqué los libros de mi padre.
Y allí comenzó uno de los viajes más bellos y más completos que me ha tocado vivir.
Al principio no entendía nada, pero continuaba porque me daba risa su modo peculiar de escribir, sin vergüenza, sin moral.
Me enojaba con él cuando hablaba mal de Sócrates catalogándolo de viejo loco, hipócrita y oportunista.
Me asustaba cuando me decía que la vida era trágica, que Dios había muerto y que la realidad es solo una construcción mental.
Me ayudaba a entender aquellas cosas sin sentido que siempre pasaban y en las que yo colaboraba.
Nietszche trató de romper todos mis esquemas, mis paradigmas.
Ardua labor.
Lo leí, lo escuche.
Ha pasado el tiempo y lo retomo cada vez que algo no me cuadra, cada vez que caigo en las garras de la piedad (la mía y la de los otros), cada vez que me conmuevo con cosas vacías. Cuando quiero salvar al mundo de su caos. Cuando me siento omnipotente.
Lo leo cuando quiero dejar de suponer, cuando quiero reconquistar la nada, cuando quiero vaciar el cubo de la basura que se va acumulando.
Mi filósofo no es un compañero fácil.
Dicen que mi filósofo murió loco.
No lo creo. ¿Quién para decirlo?
Lo leo ahora y trato de acompañarlo en sus últimos días de soledad y tristeza.
Volveré sobre él...

4 comentarios:

esteban dijo...

me gusta cuando dices:

nietzche trató de romper todos mis esquemas, mis paradigmas.
ardua labor.

los esquemas no están para ser rotos, como a veces se dice, sino que para ser puestos a prueba. niezsche es muy juvenil, tiene mucha fuerza y rabia, y esa fuerza y rabia puede arrojar luces violentas y rabiosas sobre algunas cosas.

un beso
esteban

Verónica E. Díaz M. dijo...

No te puedo decir mucho ante ese Señor. Sólo que yo no tengo filósofo particular y estoy tratando de defenderme a mí misma, así que soy mi propia abogada, filosófa, psicóloga, psiquiatra y mejor amiga.

Un abrazo

larcò dijo...

Era el idolo de mi madre, gracias a èl escapo de todos los esquemas mentales que me sacan libertad, que se hacen rutina, me gusta la gente que me hace ver las cosas desde un punto de vista original, nuevo, distinto, me hice un poco bastian contrario, la mitad de la gente no lo entiende, yo tampoco creo que muriò loco.
Vienes seguido a Roma?

Unknown dijo...

Para mi tambien ha significado mucho¡ Le he descubierto visos de idealista y dudo, al igual que tu, que muriera loco.

Me ha puesto a dudar, de todo, de todos, de mi... pero sus letras son tan francas, tan directas que en ello encuentro claridad de pensamiento.

Si me visitas, hasta hace unos dias colgue un extracto de uno de sus libros...de seguro te gustará¡