sábado, 26 de mayo de 2007

RCTV

Es imposible no sentir el aliento fétido del totalitarismo.
Me alejé, lo intenté.
Después de ver sangre e hijos agonizantes de balas anónimas pero tan conocidas.
Luego de pensar que mi palabra, junto con las voces de millones, podría resolver algo, al menos ser escuchada, luego de sentir que lo que yo vivía por dentro era importante.
Fui masa. Pudieron haberme matado en aquellos días. Muchos cayeron. Nadie recuerda sus nombres. Los cementerios tienen sus héroes enterrados. Las cárceles cobijan a los torturados.
Entonces me retiré, reculé.
Busqué la belleza en la "libertad de no saber", en la falta de ideologías, en la sordera.
Me tapé los ojos, en la ilusión de crearme mi propio mundo alienado.
Pero el tirano está de vuelta, con su intensidad y su rabia, como para hacerme consciente de lo indefensa que estoy, como para decirme que de un plumazo puede quitarme todo aquello que pretendo poseer, controlar, vivir.
Quiero que se sepa que el domingo, es decir mañana, a las 23:59, en Venezuela, se acatará una orden inapelable, incontenible, irrefutable.
A esa hora se cerrará un importante canal de televisión.
Se le expropiarán sus equipos, se extirparán sus antenas de las montañas, se le castrará toda posibilidad de decirnos algo, aunque sea mentirnos.
Aquí el espacio se nos está reduciendo, las verdades se van unificando, abrigadas en una sola y gran mentira. O viceversa.
Quiero que se sepa que tenemos miedo, los estómagos revueltos, que andamos por la calle con nuestras caras encendidas de angustia e incredulidad, ya que no hemos perdido la capacidad de sorprendernos.
Quiero que se entienda que estamos lejos, muy lejos de ser libres, aunque a veces sintamos esa ilusión efímera.
Estamos además llenos de rabia.
Esa que se solapa bajo el temor, la más peligrosa, la que no pasa por el tamiz de la razón.
El dictador no va a parar, vienen otras cosas.
Y este olor se expande como una nube tóxica, que se traga a los incautos que caen en su inmundo río de palabras.
Alerta entonces. Nadie está exento.

7 comentarios:

Lena yau dijo...

El dolor es intenso.
La rabia enorme.
No puedo disimular tanta tristeza.
Mi Pez Fruta me dice,

Mami...¿estás malita?

Y yo no sé que contestarle.

Me dan ganas de decirle,

Sí, bebé. Tengo una pupa en el corazón.

Pero no puedo. Trato de que todo brille para él. Aunque por dentro lleve muletas.

besos

Maria D. Torres dijo...

Todos los venezolanos, con dos dedos de frente (hay algunos que no los tienen) estamos asqueados.
Ojalá que este boomerang se le devuelva rápido al que se cree omnipontente.
Saludos desde la isla, y hoy, aunque afuera habia un sol espectacular, adentro está lloviendo y caen rayos.
Un beso

TORO SALVAJE dijo...

Hola.

Ufffffff, ya lo he comentado en no se cuántos blogs. Es una vergüenza.

Si alguien dudaba de si era un tirano me parece que ya no deben quedarle dudas.

Un Dictador como la copa de un pino.

Mi abrazo solidario.

Anónimo dijo...

"Detesto lo que dices, pero defendería a muerte tu derecho a decirlo"

Voltaire.

Anónimo dijo...

Ese simio que habla, como dice Carlos Herrera...

Jesus Torrivilla dijo...

De súbito me ha dado por pensar que ninguna muerte es heroica. Que siempre es la misma, ese estruendo quedo, ese trancazo de finitud. Sí da miedo, tienes razón.

Unknown dijo...

He debido leerte antes.

Para saber que anoche, entendias perfectamente lo que yo no podia hablar, menos explicar¡¡

Otro beso¡