En esta historia hay un árbol que es todos los árboles del mundo, dos personas que son todas las personas del mundo y la poesía que nos hace en el mundo.
Una mujer camina tranquila en el frío, respira y observa, probablemente esté empujando el coche de su bebé, que a buen resguardo bajo las cobijas, sonríe y juega. Ella se detiene porque ve un árbol, el árbol no tiene hojas, muestra su madera en su tronco, muestra sus formas. La mujer recuerda a otra mujer, que está escribiendo un libro, que es su amiga, que está lejos, que juega con el miedo. Hay que tomarle una fotografía al árbol. Hay que mandársela a aquella otra, para que vea, para que escriba.
Click, la foto, click, el árbol, click, el e-mail.
Hay un apartamento en Caracas, hay que limpiarlo. Esa mujer siempre intenta que el polvo no se acumule, ni sus silencios. Cuando barre sabe que el polvo es liviano, sabe que debajo hay brillo. La mujer hace pausas para acercarse a la computadora, le llegan palabras, ella escribe palabras, espera noticias de las palabras, ama las palabras. También ve su rostro entre un pantallazo y otro, se ve.
Descubre la foto.
¿Cuánta sonrisa puede caber en un árbol de invierno?
El tiempo se abre, como los muchos brazos de aquel tronco hacia el cielo.
Una mujer camina tranquila en el frío, respira y observa, probablemente esté empujando el coche de su bebé, que a buen resguardo bajo las cobijas, sonríe y juega. Ella se detiene porque ve un árbol, el árbol no tiene hojas, muestra su madera en su tronco, muestra sus formas. La mujer recuerda a otra mujer, que está escribiendo un libro, que es su amiga, que está lejos, que juega con el miedo. Hay que tomarle una fotografía al árbol. Hay que mandársela a aquella otra, para que vea, para que escriba.
Click, la foto, click, el árbol, click, el e-mail.
Hay un apartamento en Caracas, hay que limpiarlo. Esa mujer siempre intenta que el polvo no se acumule, ni sus silencios. Cuando barre sabe que el polvo es liviano, sabe que debajo hay brillo. La mujer hace pausas para acercarse a la computadora, le llegan palabras, ella escribe palabras, espera noticias de las palabras, ama las palabras. También ve su rostro entre un pantallazo y otro, se ve.
Descubre la foto.
¿Cuánta sonrisa puede caber en un árbol de invierno?
El tiempo se abre, como los muchos brazos de aquel tronco hacia el cielo.
5 comentarios:
ufff, una verdadera belleza.
Querida Cinzia, gracias por pedirme que pasara por aquí. Me has sacado otra sonrisa. Me he enamorado de tu texto. Hermoso. Y me lo llevo, con tu permiso...
Cónchale les gustó!!
Un beso a los dos ;)
este árbol es siempre el mismo siempre distinto. este árbol es tu centro. el mío. es hogar. con y sin hojas es vida. hay que acercarse al árbol. gracias por recibir el regalo, por escribir en mi/tu foto.
El árbol fue casa, sí, con sus brazos en Y hacia el cielo.
Gracias Kei
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