jueves, 30 de septiembre de 2010

Ocho kilos de nada


Camus odia a Rimbaud.
No le perdona que haya renunciado, que se haya dejado.
Camus esconde el desasosiego y la soledad en la soberbia.

Es tan tierna la poesía desde afuera, tan dulce la auto-aniquilación paulatina del poeta maldito, tan fácil vivir el éxtasis prestado.

El genio está en tener el don, dice Camus, no en abandonarlo.

Rimbaud, enfermo de nadas, carga con ocho kilos de oro en la cintura, duerme con ellos, desde que dejó de ser poeta.

¿Son tan diferentes el oro y la poesía?

4 comentarios:

Verónica E. Díaz M. dijo...

Buena pregunta... en casa de mi mamá tengo una cajita de regalo, les digo a mis sobrinos, una trulla, que es mi cofre del tesoro, custodiado por cierto por Milton, el monstruo de mi clóset; en esa cajita guardo cuanto dibujo y papelito me regalan ellos... eso también es mi oro... disculpa la divagación... no me hagas mucho caso :-P

Abrazos
Vero

Kira Kariakin dijo...

Uy no sé. Creo que en principio uno se debe a sí mismo fidelidad. Y quizás en Rimbaud su fidelidad estaba en otra parte de sí que no era poesía. Cada quien con sus pesares y misterios...

Lena yau dijo...

Esto me encantó.

Qué grato es leerte en un nuevo registro!

e. e. dijo...

las monedas de chocolate son el oro poetico.