Michelangelo Buonarroti - Studio di mani
Los malvados han hecho que no sólo nuestras palabras sino que también nuestras lágrimas nos parezcan inadecuadas porque ¿cómo se llora tanto infierno?
Miramos al piso y miramos al cielo de manera ininterrumpida y en silencio.
Horas y horas y horas, con las manos vacías, acariciamos a lo lejos nuestra impotencia.
Sólo una frase retumba en nuestras cabezas mareadas y no calla: "Señor ten piedad, Señor ten piedad, Señor ten piedad".
Y un amor profundo, extraño, cabeza dura, rebelde y puro.
Así los amo y amo a mi país martirizado.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario