miércoles, 10 de octubre de 2018

Ayer en la tarde


Leo "Los diálogos con Leucó" de Cesare Pavese.
Es uno de los libros más bellos del mundo.
Ayer en la tarde, cuando entré al campo de los duraznos, fueron los duraznos los que me llamaron. 
Por fin puedo afirmar que he aprendido a comprender el silencio de los árboles.
La tierra blanda bajo mis pies, casi una almohada, una nube.
Las hojas en el piso no eran hojas, eran oro.
La máquina detenida en el centro de todo.
Las máquinas sólo sirven para los frutos.
Lo demás es poesía.
Todo eso vi.
Pavese pone en boca de Tiresias la pregunta acerca de la ceguera y la infelicidad.
La respuesta es: sí.

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