martes, 13 de septiembre de 2011

Regalo


Hoy mi hombre me trajo a Vallejo,
maltrecho y hermoso,
con todos sus poemas.

Con él venían Ungaretti y Ludovico Silva.

Hoy Vallejo, Ungaretti y Silva
vieron nuestros besos y nuestros ojos,
también las lágrimas.

Con los poetas comimos,
nos lamimos los cuerpos
y supimos de un joven
que intentó la poesía pero igual murió.

Los poetas no hablaron hoy
sólo fueron regalo y testigos.

Los poetas viejos sonrieron.

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