miércoles, 4 de mayo de 2011

Uno ya no quiere lo oscuro


Te levantas
y ya las cosas no te funcionan
las viejas brújulas
las trampas

el miedo también cansa
la cobardía y el hastío
uno ya no quiere lo oscuro
la miseria
los relámpagos tacaños
uno conoce la fuerza
a pesar del sabotaje
uno sabe
que la oscuridad desaparece
con un poco de luz
y por eso se resguarda
se cuida
intenta matar

llega un día en el que
uno se cansa hasta del cansancio
la vejez inventada
los achaques cobardes
las ropas
las armaduras
las máscaras
los libros
las palabras venenosas
las sonrisas artefactas

se cansa uno de las formas
las contenciones
las castraciones
los grilletes

3 comentarios:

Kira Kariakin dijo...

Y así uno descarta el cansancio y los castigos del alma que lo generan, los bota bien lejos por la puerta de atrás y resume su cacería de belleza, para guardarla, cultivarla en el jardín secreto que nos alimenta y nos cura de todo.

Susan Urich Manrique dijo...

Y qué pasa cuando, además, te cansas de ser libre?

Leo Mercado dijo...

Entonces uno se va, rompiendo la puerta y las ventanas.