viernes, 19 de noviembre de 2010

El mundo entero, la historia completa


Locura y Destino se tomaron de la mano y salieron a pasear un día.

Vieron lluvias de sal en relojes de arena, dunas adornadas con corazones de hierba, mujeres aún más locas que Locura, niños pequeños, sábados despoblados, cortinas cerradas, bocas desdentadas, metales líquidos, ángeles terribles, caderas danzarinas, vampiros envidiosos, tiburones protectores, ojos en fuga.

Locura y Destino, temerosos y listos, se buscaron y se besaron, primero el cuello, luego las lenguas, luego los párpados, las orejas, los mentones y así, así siguieron.

Locura y Destino se olieron.

Supieron de conclusiones, armaduras, pulsiones, culpas, filosofías, vuelos, poemas, rechazos y fusiones.

Pero Destino un día muy triste se fue.

Locura, furibunda y llena de lágrimas, empezó a tejer su tela de estómago vacío.
De tanto llorar casi alcanza la cordura, casi deja de ser ella.

Pero Destino volvió, justo a tiempo para la alegría, volvió.

Ese día Locura y Destino se supieron imposibles, se intuyeron inevitables.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Locura y destino... Una vez perdí un vuelo a propósito, una locura que justamente intentaba desafiar al destino que me llevaba lejos. Dos días más tarde estaba tomando mi vuelo igual. Qué era el destino? las 48 horas ganadas a fuerza de locura? o la locura de regresar, de volver y encontrarme con lo que desde antes parecía determinado? No sé pero doy gracias a la locura, y doy gracias al destino, por su flexibilidad, por su generosidad, por esas fronteras porosas.

Kira Kariakin dijo...

A veces uno es el otro y viceversa... No todo lo que parece es. Pero sí, como dice Keila hay que agradecer la flexibilidad, yo diría los azares con que las cosas se confunden las unas con las otras.