martes, 16 de marzo de 2010

Inferno



Vagamos
en un charco seco
de círculos concéntricos

Caracas
su infierno
el calor
el humo blanco
el sol de luna
la tenaza en el cuello

flotamos
a través de las bolgias
empapados
con el pecado colectivo.

5 comentarios:

El de los ojos dijo...

Ven, sígueme.
Yo no soy Virgilio
pero sé de abismos
y de sábanas.

Ven, quítate el manto,
quédate desnuda
y aprovecha este calor,
rocío de placeres
sobre tu espalda
y más abajo,
allí donde los demonios rezan
y los ángeles lloran por no ser humanos.
´
Sígueme a este camino
que es de bajada
por el cuerpo,
y que es de subida
en el deleite del roce
suave, rápido,
furioso, casi vengativo
hacia el final,
combustible sobre todo
pero no de ganas,
porque las ganas no cesan,
porque son renovables,
porque no se cansan
porque ahora llevan el nombre
del vicio.

Que la calina se nos meta
en los ojos, no importa,
así no veremos otra cosa
sino el placer
de un cuarto a oscuras,
de un calor que es nada
comparado con éste
que arde
y que nos desespera
los cuerpos caníbales
mucho más que la canícula
absurda que hace afuera.

Ophir Alviárez dijo...

Wow...! Cuán disímil soy si hablamos de infiernos...

Y me debato entre el tuyo y el de esos "ojos" y no sé qué da más "miedo", si la muchedumbre en pecado colectivo o la entrega renovable de las ganas, ese vicio y uno que otro ángel medio humano...

Sé que no llueve, pero si así hace calor, que no escampe.


Ophir

Cinzia Ricciuti dijo...

El de los ojos me habla del único infierno gentil que existe. El que se mezcla con el cielo.
Ese sitio donde el bien y el mal se diluyen, donde se pierden las formas, donde el cuerpo es camino.

BAO dijo...

aquí el poder de la alegría de vivir que tienen los venezolanos

a pesar de

me pregunto
quién tiró la piedra

mirando quedamos los círculos concéntricos

Cinzia Ricciuti dijo...

Gracias Belkys por leer.
Un abrazo siempre.