lunes, 18 de diciembre de 2006

Escritores

En los últimos tiempos me he deleitado leyendo libros de escritores de edad avanzada, hablo de Saramago o de Gabriel Garcia Marquez o mejor aun de Paniker.
Es delicioso ver que cuando se cumplen ciertas edades se pierde el miedo a decir algunas cosas o a tocar ciertos temas.
Hay una edad en la vida donde el desenfado no es una opción sino una obligacion y esa edad es la infancia. Los niños no deciden ser libres, simplemente lo son.
Con el pasar del tiempo nos vamos cargando de mil prejuicios que no nos permiten decir o comportarnos como realmente somos. Entonces nos ponemos nuestras mascaras. Hay personas que llegan a viejas con las mascaras intactas pero hay otras que se cansan del peso que ellas llevan consigo y simplemente se van liberando. Es el caso de los escritores de los que les hablo. Lo que me gusta de ellos es que dicen las cosas sin matizarlas, sin miedo a lo que el lector pueda pensar de ellos.
Es como si estuviesen mas allá del bien y del mal.
Paniker nos habla de sus debilidades físicas como si fueran companeras de viaje, ya no le teme a ser considerado un enfermo y por lo tanto a ser excluido. Nos habla de su depresión solapada y se burla de ella con una naturalidad que impacta.
Algunos ancianos tienen la particularidad de tratar a sus sentimientos como si estos fueran seres independientes, los ascienden casi al grado de "personas" y esto resulta asombroso.
Se pueden leer diálogos enteros donde uno de los interlocutores es una alegría que se presento por ver un paisaje o por tomar un buen vino.
Cuando uno alcanza la vejez con madurez se esta fuera de los juicios de los demás.
Ya no es necesario decir que uno es de centro, políticamente hablando, para ser respetado.
No importa si se es ateo o si se inventa una "religión a la carta" tomando un poco de todo, para alcanzar la serenidad.
En pocas palabras se es bastante libre, se trata de una libertad realmente importante porque no solo es hacia los demás sino hacia uno mismo, hacia el ego.
Es como si ya no tuvieses nada que demostrar, ya no estas en la carrera hacia el primer premio en todo.
Te burlas de ti mismo como lo harías con tu mejor amigo, es decir, con cariño.
Siento que a esa edad terminas entendiendo que te quieres mucho y que has sido tremendo companero de camino.
Se percibe también la relajación, el no querer controlarlo todo porque se sabe que hay muy pocas cosas controlables.
Definitivamente me gusta la claridad con la que se abordan ciertos temas, el invertir valores que a los 30 parecen irrefutables.
Muchos de nosotros les tenemos miedo a los ancianos porque nos proyectamos en el tiempo y sabemos que un dia envejeceremos, pero quizas si cambiamos el enfoque todo sera distinto y lograremos ver a las personas de esas edades como campos fertiles de enseñanza, aprenderemos a escucharlos y entenderemos que por dentro uno no envejece...
eso se ve en los ojos.

1 comentario:

Laura M dijo...

Cinzia, no hace falta llegar a viejo para decir lo que se piensa. Si se tiene la conciencia se puede hacer el esfuerzo desde ya. Digo,para que la máscara no se ponga tan dura que después uno no se la pueda quitar.