lunes, 12 de noviembre de 2018

Archivos luminosos

La casa se despierta pensando en Ennio Flaiano y René Char.

El tiempo ignorante que fue y sobrevive los obligó a mentir al primero y guerrear al segundo.

No olvido como Flaiano se protegió a sí mismo diciendo que era un mediocre y le creyeron. La especialidad de los cobardes es creer en las mentiras.


No olvido como Char le escribía a Celan.

Yo también recibo cartas. 
Archivos luminosos.

Aquí no es París, aquí no está el Sena. 
El Tíber sí. 
Y el Adriático y un tronco de un árbol gigantesco en la orilla. Parece la escultura de un titán y si apoyas tu mano en él sus algas te tatuarán un mapa. 
Esas cosas.

Esas cosas despiertan a esta casa.

Hay más, claro, pero la libertad también está en callar para que los sordos pasten tranquilos.

No hay comentarios.: