lunes, 10 de septiembre de 2018

Pienso

Armando Reverón - Detalle de una de sus muñecas de trapo


Pienso en quien dentro de unas horas abrirá un grifo del que no saldrá agua en Venezuela. El sol iluminará una vez más una piel desértica que fue jardín. Mi mano imaginaria le dará una caricia a esa piel que no sabrá nada. Así la distancia. Así la dictadura.

Pienso en quien mira sin mirar en este momento en Venezuela, porque no hay luz. Ojos sin pàrpados, ojos madrugada, ojos abismo, ojos nada. Mis ojos imaginarios transmitirán vistas de mares que nunca llegarán. Así la distancia. Así el dolor.

Pienso en quien tiene una pistola apuntada en su sien ahora en manos de algún asesino en Venezuela. Robar es la excusa para matar en Venezuela. Mi escudo voluntarioso protege a aquel que está por morir e igual muere, aterrorizado. No tengo escudo. Así la impotencia. Así la muerte.

Pienso en quien ya no mastica en Venezuela. Bocas cerradas. Dientes que chocan. Niños que miran. La incredulidad del hambre es la mayor desolación.

Venezuela es la mayor desolación.

Mientras tanto en los pasillos oigo las risas en ruinas de los habitantes ancianos de este lado del mundo.

Un mundo que ríe del infierno en el infierno es un infierno.

Pienso.


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