Hoy me topé con mis nuevos vecinos a la espera del ascensor. Me hicieron varias preguntas sobre el edificio, el aseo, las plantas, la recolección de basura. Luego me preguntaron acerca del administrador del condominio porque al parecer no aparece y no responde a las llamadas. Les dije que sí, que el señor en cuestión se toma las cosas con calma a lo que me respondieron: "parece un latinoamericano" y siguieron risas. Yo dije "yo soy latinoamericana, soy venezolana". Se acabaron las risas, vino el silencio. De pronto del apartamento de los vecinos salió su gato, un persa maravilloso que inmediatamente se me acercó y me acarició las piernas. "Qué bello gato", les dije, "¿puedo mostrárselo a mi hija?" "Claro, no faltaba más". Cargué a Schumi, que así se llama el gato, y se lo llevé a Giulia quien sonrió y lo acarició un buen rato, luego salí y se los devolví, "estamos a la orden" les dije, "buenas tardes" y regresé a mi casa.
1 comentario:
lo único que no se perdona es el amor
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