De la poesía los estratos, las diferentes miradas en una sola mirada. Mis ojos son radares. Alguien me habla y al tiempo de escuchar lo que me dice veo el sol acariciando sus pupilas, veo el mar atardeciendo atrás, veo el columpio, los niños, los cuerpos en movimiento, las copas de los árboles que atraviesan el azul, los ojos de los demás recorriendo el mundo. Luego además escucho, las palabras dirigidas a mí, pero también los murmullos, las músicas lejanas, las olas. Mis oídos son sonares. Todo converge, hasta la piel, el poema en la piel, hasta los recuerdos, las ausencias, los silencios, la otra tierra.
De regreso a casa vuelvo a pasar por el túnel de Calvino, aquel donde llueve dentro, me dicen que lo cerrarán varios meses para repararlo de nuevo, para que ya no llueva adentro. Yo sonrío. Siempre lloverá adentro. La poesía es el mundo. Ya transmutaré lo que haya que transmutar en símbolos. Habrá tiempo para dar el ritmo, diseccionar, separar, eliminar anécdotas, destilar. La libreta, la soledad, el borrón, la caligrafía de las cosas. Ahora es por la mañana y el poema inconcluso sigue. Siempre poesía.
1 comentario:
Algo raro pasó mientras lo leía, luego fui por un café para regresar a la lectura. Volví y me la vuelvo a encontrar, y fue como una epifanía.
Te entiendo, y te abrazo.
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