martes, 5 de marzo de 2013

Movimientos del quehacer poético


Sentarse, tomarse la cabeza con la mano derecha, en la parte de atrás, casi en la nuca, dejar descansar la cabeza en la mano, apoyar la mano izquierda en el teclado, (la máquina se siente tibia), cruzar las piernas. Luego están los ojos, ellos recorren los objetos propios, conocidos, los objetos casa; pero no ven, sólo caminan, (hay veces que los ojos caminan ciegos), luego se posan, en algo, lo que sea, en un ladrillo de la pared, en la nota que se copió para usarse de mantra en los días de duda, en la caja de cigarrillos. Y así llega el poema, los primeros versos donde los dedos corren, en este punto los labios se mueven hacia la sonrisa y la mano derecha deja de ser apoyo para correr al teclado. Todo sucede rápido. Una vez escrito (el proceso de escritura no se describirá aquí) el cuerpo se suelta, los ojos vuelven a ser ojos y empieza la relectura y corrección, pero sabemos, en este punto sabemos, que todo está hecho. Lo que resta es acomodo.

1 comentario:

Viviane dijo...

descripcion exacta. a saber ya cuantas veces estuve asi en ese trance...