Siempre he escrito en sucesión cronológica y sin apegarme a ningún tema en particular. Por eso el concepto de "poemario" me es hostil. Entonces la poesía para mí es tiempo. Estar en el tiempo, salirme del tiempo, vivir en el tiempo, ver lo que hay dentro del tiempo, verme en el tiempo.
Ese modo de poetizar me ha traído problemas con el mundo literario que por lo general acostumbra otras cosas, digamos otros órdenes y categorizaciones.
Esa manera ha hecho de mi poesía algo líquido, una especie de agua primordial que no respeta los cauces de las formas y que es difícil de perseguir o delimitar.
Eso ha comportado que me resulte muy difícil revisar lo escrito en tiempos pasados. Y el peligro de cambiarlo todo, desmembrar todo cada vez.
Verse fuera de un tema o contexto y verse sólo en el tiempo hace que veas tus cambios y lo que fuiste, lo que eres, lo que creíste, lo que crees.
En fin, que no hay fin.
Quizás por eso digo "siempre poesía". En ese "siempre" está toda la expansión del tiempo. Esa que necesito.
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