He pensado mucho antes de escribir este comentario, por el tono intimista, pero me he dicho al final: «Hay en la verdad siempre un cielo abierto». Y es así.
Con este poema, que me chocó tanto cuando lo leí —sí, no te sorprendas; yo, tan triste, me rebelé al leerlo, pero ¿quién se puede negar al llamado de la poesía?—, con este poema dio inicio en mí un giro. Era el tiempo de comenzar a ascender del Hades a la luz, y este poema fue ese llamado a la altura.
Así es la poesía: nos salva, a quien la escribe y a quien la lee, eso a pesar de Marguerite Yourcenar («Écrire toute sa vie, ça apprend à écrire. Ça ne sauve de rien»). Y es bueno decirlo aquí para los escépticos.
Gracias por la poesía, ¡por tu poesía! Es un don de tu amistad que valoro como una cosa sagrada. ¡Siempre poesía!
2 comentarios:
Querida amiga mía:
He pensado mucho antes de escribir este comentario, por el tono intimista, pero me he dicho al final: «Hay en la verdad siempre un cielo abierto». Y es así.
Con este poema, que me chocó tanto cuando lo leí —sí, no te sorprendas; yo, tan triste, me rebelé al leerlo, pero ¿quién se puede negar al llamado de la poesía?—, con este poema dio inicio en mí un giro. Era el tiempo de comenzar a ascender del Hades a la luz, y este poema fue ese llamado a la altura.
Así es la poesía: nos salva, a quien la escribe y a quien la lee, eso a pesar de Marguerite Yourcenar («Écrire toute sa vie, ça apprend à écrire. Ça ne sauve de rien»). Y es bueno decirlo aquí para los escépticos.
Gracias por la poesía, ¡por tu poesía! Es un don de tu amistad que valoro como una cosa sagrada. ¡Siempre poesía!
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