A veces se pierde tu nombre
Señor
Te pierdes tú
Se pierde lo sagrado
Ese es el juego
La ceguera de la desesperación
Luego vuelves
Con tus letras bien puestas
Soy Dios me dices
Aquí estoy
Y entonces de nuevo
Aprendo a rezar
Y todo se calma
Padre
1 comentario:
Que buen poema. Sabes creo que no se va, solo calla para que oigamos nuestra voz y lo volvamos a oír en nuestro propio eco interior.
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