En el pueblo de mis
padres, en Italia, hoy se hace todo un ritual.
Se pone en la mano del santo, de la estatua del santo, un lirio.
Ese lirio florece
de nuevo todos los diecinueves de agosto.
Puntualmente.
Del tallo seco del
lirio puesto en junio, florece de nuevo una flor.
Yo nunca entendí
nada.
De niña no entendía
nada.
Luego, de grande,
entendí menos.
Nada más te digo
que lo he visto y vuelto a ver.
Es insólito.
Tallo seco, flores
frescas.
En serio.
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