Veo el enésimo video de animales salvajes que abandonan su ferocidad para mostrarse dulces con sus dueños o entrenadores. Descubro mi conmoción y mi sorpresa intactas ante ese comportamiento.
De golpe me siento estúpida.
¿Qué es lo que tanto me emociona y me hace feliz?
Supongo que exulto cuando el mundo se contradice, contradice su crueldad, contradice lo inevitable, la cadena alimenticia, los colmillos. Si los lobos, los leones y los tiburones son capaces de tales gestos, entonces aún hay esperanzas de que el mundo no sea tan horrendo, me debe susurrar mi subconsciente.
A veces la rebeldía, la cobardía, la tontería y la soberbia se resguardan en imágenes cuchis.
1 comentario:
Igual me pasa... jeje la humanidad aterra en ocasiones, y en otras.. parece un tierno gatito.. u.U
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