El absoluto

-Mamá, ¿te doy los regalos ahora o después en casa de la nonna?
-Ahora, si quieres.
Su mirada y su emoción ya son regalos.
Siempre me compra cosas en la librería del colegio con la plata que le doy para su merienda, normalmente flores de tela. Sé que este año no será la excepción y me conmuevo cada vez.
Hace su ritual, me va pasando las tarjetas una por una, primero la de la clase de inglés, la leo y le pregunto si sabe lo que dice, me mira con ojos pícaros y me dice que no tanto, pero que supone que debe decir que me quiere muchísimo, nos reímos. Luego los regalos, las florecitas esperadas y este año un portarretratos hecho por ella. Me enternece ver como sus regalos se van perfeccionando con el tiempo. El portarretratos es muy bello en verdad (¿podría no serlo?).
Y luego el momento estelar.
La poesía que me recita con esa voz que todavía suena a bebé y que me alimenta el alma.

Aquí les va:

Le puoi contare le stelle di notte?
Le puoi contare le gocce del mare?
Tutte le torte che ci sono cotte,
tutta la gente che si puo incontrare?
Li puoi contare i respiri, gli uccelli?
O quanti sono nel mondo i capelli?
Scrivi quel numero su un foglio,
e saprai quanto bene ti voglio!!

¿Puedes contar las estrellas de la noche?
¿Puedes contar las gotas del mar?
¿Todas las tortas que se cocinan,
a toda la gente que te puedas cruzar?
¿Puedes contar las respiraciones, los pajaros?
¿O cuantos cabellos hay en el mundo?
Escribe ese numero en una hoja,
y sabrás lo mucho que te quiero.

Que maravilla de hija me ha tocado...
Feliz dia para todas.