sábado, 18 de febrero de 2012

Duende


No sabe que pensar.
No está dispuesta a sentir.
Quiere dormir.
Quiere repetir aquel día en que se acercó sin miedo al borde del precipicio y dio aquel paso, y voló.
No, no es de todas las noches tener un sueño así.
Extender los brazos, despegarse de la tierra y sentir el vacío en el estómago es una sensación que se vive contadas veces.
Ahora sabe por qué es tan especial.

Sabe que no va a soñar y entonces se niega a dormir.
Se levanta, piensa en el milésimo cigarro que va a encender.
Ya no le gusta tanto fumar, se ríe, nunca pensó que algún día le gustaría menos fumar.
Igual fuma. No sabe no fumar. Sí sabe pero no se atreve.

Un día un duende, en una playa, le dijo que sabia el motivo de su humo.
Ella fumaba para mover la energía, toda su enorme energía.
Luego la miró y le dijo que un día ella aprendería a moverse y ya no necesitaría quemarse en su tabaco.
Ella se puso a llorar. Lloró, porque el duende había entendido todo, porque no era humano, porque olía a selva, a tierra, a orín y a ella eso le gustaba.
Lloró porque quería llorar. Por esos ojos.

Recuerda y piensa en todo eso y el cigarro se acaba...otra vez.

3 comentarios:

Noelia Palma dijo...

te leo Cinzia, siempre leo, sabés, pero esto mirá

Un día un duende, en una playa, le dijo que sabia el motivo de su humo.
Ella fumaba para mover la energía, toda su enorme energía.

qué será de la energía que acumulamos, y qué hacemos con eso, no?

Marina Kahlo dijo...

Bonito blog. Un saludo!

Leo Mercado dijo...

Me dejó pensando en el motivo de nuestros humos....