La máscara nos hace juegos enemigos.
Nos observa,
nos golpea,
nos reta al abandono,
a su abandono.
Obnubilados
caemos
cerrando ojos ante el dibujo de un corazón,
afirmando que una lágrima es un lugar común,
reptando y tragando desiertos.
La máscara
está cansada de ocultarnos,
quiere que la desmintamos.
Ningún corazón es un dibujo torpe,
ninguna lágrima es un lugar común,
ningún desierto es el amor.
2 comentarios:
cada sensación es un poema en sí mismo, y entonces acá lo que hiciste es espejar(me).
te dejo un abrazo
Coincido con mi amiga Noe, y agrego que los últimos tres versos son, en sí mismos, un poema puñal.
Beso.
Publicar un comentario