A Wilma De Sanctis
En la casa grande
la mesa puesta
tus nietos
el rosal de papá
tus tomates.
En tu armario
la naftalina
tus carteras eternas,
el baúl de las sábanas
que bordaste para mí.
En tus ojos verdes
tus párpados cansados
la palabra recia
tu sonrisa leve
tu espalda generosa
En tu paz
cuando acaricio tus brazos.
En mi nido.
3 comentarios:
Tus versos me remontan a mi abuela. Bello poema.
Un abrazo
Recuerdo que te encantaba acariciar sus brazos. Los recuerdos de la infancia son el molde donde nos formamos y a donde podemos volver, como dijiste, a buscar la paz y a veces también la fuerza. Después de todo y a pesar de todo, somos afortunados los tres en compartir esos recuerdos y en haber tenido y tener los padres que tenemos. Me conmovió tu poema.
Gracias Cinzia por leer y sentirte reconocida, además somos tocayas!!
Na, te adoro, mucha suerte tuvimos, sí...
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