Vendrá la muerte y tendrá tus ojos -esta muerte que nos acompaña de la mañana a la noche, insomne, sorda, como un viejo remordimiento o un vicio absurdo-. Tus ojos serán una vana palabra, un grito acallado, un silencio. Así los ves cada mañana cuando sola sobre ti misma te inclinas en el espejo. Oh querida esperanza, también ese día sabremos nosotros que eres la vida y eres la nada. Para todos tiene la muerte una mirada. Vendrá la muerte y tendrá tus ojos. Será como abandonar un vicio, como contemplar en el espejo el resurgir de un rostro muerto, como escuchar unos labios cerrados. Mudos, descenderemos en el remolino.
En el amasijo de puertas siempre lo mismo la imagen no recorrida de infinitos laberintos y la quietud ante la decisión de lo no decidido verdades que se burlan de amores enormes y caminatas a ciegas queriendo llegar y ni sabes donde ahora espadas penetrando pulmones que respiran metal y frío están hambrientos caminas vuelves te quitas la ropa sin quitarte el alma el alma egoísta que no sabe que no es su momento que se añora lo oscuro eterna tentación de muerte facilidad escape hacia la negación del suspiro la sequía del llanto de la lluvia viajas chocas tus pies y se te parten los dedos que torpes gritan exigiendo destino. Es eso.
No hay imagenes porque te quedaste ciego solo ves la sopa tibia en la que te cocinas sin remedio no hay olores porque te extirpaste la nariz y entonces buscas oler visiones alucinas y te creas tu propia realidad y entonces si allí estas cómodo muerto y soy yo la que ya no veo y entonces soy yo la que me confundo y siento que soy yo la que nunca olí la que nunca sentí y entro en tu sopa ahora como hace mil años ahora como al comienzo tengo ojos de vidrio ya ya no camino como antes tengo pulmones de humo no se si algún día respiré ya no siento la agonía ahora es más duro porque ahora ya sé lo que es estar muerto sentir un ahogo que no tiene nada que ver con la esperanza una falta de aire que tiene la marca de la eternidad estoy perdida
Yo escribo versos... Allí estás, poeta. Solo, viejo, con camisa rosada. Te ofrezco vino. Se te desata el pánico en la mirada. Conoces el vino. Lo intuyo como un amigo de viejas batallas. Intento sonreirte. Me miras muy dulce. ¿Tus ojos siempre tienen esa pátina? Lo pienso, no te lo pregunto. He debido preguntártelo. Siempre ando mirándome en los demás. ¿Cómo se verá mi propia pátina? Aceptas la copa, es como si te sintieras seguro allí conmigo, entre tantos libros, en una cueva maravillosa. Bebes, luces contento. Preguntas desde cuando escribo...te miento, no te digo que siempre he querido escribir y nunca he escrito, solo ahora, desde que me enfermé, por dentro, en la piel...desde siempre...está bien. Te dejo por unos instantes. Muchos atraen mi atención. Gente fiel (eso creo). Vuelvo a ti, me dices que lea tranquila, tu sabes lo que haces, si pareces niña es por algo, eso es hermoso, que no importa nada, que nada importa. Algo me dice que estás listo para llorar. Empezamos a leer. Las palabras por dentro se sienten aturdidas. Esta no era nuestra idea, me dicen. Te veo, gesticulas que siga, ya no hay retorno. Ellas salen, en un desfile alucinado, no se lo que digo. (Desde donde se escribe...desde donde se lee...dos territorios lejanos). Busco ojos amados y los encuentro. Me escuchan cerrados. Me conmuevo. Acabo. Respiro. Ahora le toca a ella. A esos poemas que me sé de memoria. Esos versos de furia. Los que yo no escribo aún. Cobarde. Se escucha tu aplauso solitario. Sabes. Todo termina. Te acercas. Nos observas. No esperabas esto. Lo dices. Ahora soy yo la que va a beber. Mucho.
Imposible contener en el cuenco de las letras tantas alucinaciones FlaviaPesciFeltri
... Divinamente despierto de la pesadilla alucinada de la falta de conciencia. CinziaRicciuti
Así concluyó la lectura.
No me siento en capacidad de describir todo ahora. Necesito escribir un poema para cada rostro, para cada mirada, para cada amor. Hay que recoger lo íntimo, estar en la capacidad de decir lo bueno, lo sabroso, el miedo, las palabras que se me quedaron en el pecho y las que volaron libres. Tengo mucha suerte. Gracias a todos. Los que fueron, los que estaban, los de lejos y tan cerca y los que se atrevieron.