Una terraza ajena dos mujeres que se quieren se conocen de siempre se intuyen
Una está enamorada se le ve tiene perfume a amor nuevo.
La otra percibe y se ríe por ese escalofrío arcaico que se despierta dentro de ella y forcejea disfrazado de coherencia. Habla de calamidades cataclismos lágrimas.
La enamorada conoce esa embestida pero se sabe virgen de nuevo intocable entiende sintiéndose fuerte sufre siendo feliz
La historia infraestima siempre aquello que está en devenir, la historia paraliza la acción, la cual se ve forzada siempre a lastimar piedades. Lo que la historia enseña y crea es la justicia. Pero la vida no necesita de la justicia; necesita de la injusticia, es esencialmente injusta.
2) MARQUES DE SADE - "LOS INFORTUNIOS DE LA VIRTUD":
-Me hacéis temblar, señora- le dije mientras me levantaba-, perdonadme si no os puedo oír por más tiempo vuestros execrables sofismas y vuestras odiosas blasfemias.
Listo y además el juego continua con la petición a otros tres amigos a que hagan lo mismo. Ojalá y se animen, sus páginas 139 y sus segundos párrafos deben ser jugosos.
Lanzaré este enorme corazón mio a las estrellas un día, juro que lo haré, y mas allá del azul de la carpa, al azul yo volaré. cuando la mujer cañon de oro y de plata será, sin pasar por la estación el último tren tomará. Y contra los malignos y soberbios mi nombre brillará, y en las puertas de la noche el día se paralizará, un aplauso del público lo subrayará y de la boca del cañon una canción empezará.
Y con las manos, amor, por las manos te tomaré y sin decir palabra a mi corazón te llevaré y no tendré miedo si no seré bella como dices tu y volaremos juntos en carne y hueso, no volveremos más.... Y sin hambre y sin sed y sin alas y sin red volaremos lejos.
Y así la mujer cañon aquel enorme misterio voló y muy sola hacia un cielo negro negro se encaminó. Todos cerraron los ojos en el instante exacto en que desapareció, otros juraron y volvieron a jurar que jamás habían estado allí. Y con las manos, amor, por las manos te tomaré y sin decir palabra a mi corazón te llevaré y no tendré miedo si no seré bella como quieres tu y volaremos juntos en carne y hueso, no volveremos más.... Y sin hambre y sin sed y sin aire y sin red volaremos lejos.
Una de las actividades más usuales y dañinas que solemos poner en practica algunos seres humanos es el darle vuelta a las ideas, conceptos, comportamientos, palabras y demás abstracciones. Digo dañino porque, a parte del sufrimiento que dicho acto nos acarrea, resulta ser que, a menudo y muy a pesar de nosotros, nuestras conclusiones son las erradas.
Si le tuviera en frente, maestro, le preguntaría el por qué de unos bigotes tan largos y frondosos que le cubren los labios y le llegan casi hasta el cuello.
Le diría que no todas las mujeres somos como su madre y su hermana.
Le recriminaría el hecho de haber traído la nada a este mundo con tal vehemencia que ya no podemos liberarnos de ella.
Le preguntaría cuál fue esa realidad tan trágica que al parecer le hizo perder la cabeza.
Le agradecería haber bajado de Alemania hasta Italia con la esperanza del cese de sus migrañas.
Le pediría que me enseñase el origen y significado oculto de las palabras, sus combinaciones, sus engaños, sus encantos.
Intentaría tomarle las manos, aunque seguramente usted las retiraría.
Huiría de esa mirada de fuego y hielo con la que me miraría.
Buscaría en ella el enorme afecto de su corazón consciente.
Le pediría me explicase cómo funciona eso del eterno retorno y la condena supuesta de tener que repetir sin cesar los mismos momentos, los mismos besos, la misma violencia, las mismas muertes.
Me reiría de buena gana oyéndole despotricar contra Socrates.
Quisiera leer en su cara el juicio a Cristo y especialmente a los cristianos.
Le observaría escribiendo frenéticamente.
Ojearía sus notas, aún sin entenderlas, por puro placer.
Si le tuviera en frente, maestro, caminaríamos por su bosque, le vería viendo el infinito y masticando sus convicciones y le daría las gracias más profundas.
Saber que cada vez se tiene menos la razón ir perdiendo esa seguridad que embalsama abrir los ojos en grande ante la extrema sorpresa de nuestra ignorancia sentirse cada vez más como niños bajarle la velocidad a los pensamientos que sabemos inútiles ponerle freno al temor que se mimetiza en nuestras deducciones ir perdiendo las neurosis de nuestras convicciones descubrir desdibujados nuestros esquemas fijos hasta niveles nunca imaginados vaciar los principios digerir esa amargura defecar esa nada dejar espacio libre verse al espejo y gustarse sufrir las perdidas con confianza saber abrazar con los brazos o sin ellos ser capaces de llenar de magia la búsqueda de libertad de un pájaro al que amamos y se nos fue sentirnos ese pájaro grabarnos unos ojos en la memoria aun sin suponer que algún día desaparecerán auyentar el fatalismo abandonar el sacrificio no pensar con aridez abrirse estirarse desmadejarse entender intentar.
Hoy entraría en el viñedo de alguien. Sentiría la tierra inflada y dura quebrándose bajo mis pies una tierra como de luna. Hoy me robaría un racimo de uvas enormes lo desgranaría con toda la calma del mundo en ese sol de septiembre que penetra dentro del verde tan benévolo y tan amarillo. Se me llenaría la boca con cada grano se me derramaría su jugo por el mentón me reiría escupiría las semillas una a una en la tierra. Sería un racimo inmenso generoso y maduro. Comería hasta saciarme el hambre y me vendría a la lengua el maravilloso vino de mi abuelo y a mi memoria su mirada azul y su silencio su mano temblorosa sobre mi cabeza pequeña y su sonrisa de amor profundo. Hoy, si todo eso pasara, me sentiría segura, en mi nido.
Debe hacer mucho frío allá donde vives. La nieve debe ser eterna y tener formas espeluznantes, enormes y siempre cambiantes. No le pegas mordiscos al hielo? a ver si se derrite? a ver si te congelas? Me imagino tus gentes llenas de ropa, hace cuanto que no ves piel? Veo tus colores, el negro pintado de rojo y mucho mucho blanco, no veo grandes matices. Ahí las cosas son o no son, cierto? No existen relativos cuando hace frío, si no te cubres los ojos se convierten en esferas de hielo. Ya no ves. A que huele toda esa agua? Y donde anda tu corazón? comiendo ciervos supongo. Siendo mordido por osos. Se que hablas contigo mismo, pero no percibo lo que te dices, tu voz se va hacia adentro, donde no hay culpa, donde nadie juzga, donde todo se olvida mientras queda. Sobrevives, pareces seguro, pero luces cansado. Tu sonrisa se te cuartea junto con tus labios. Yo vi el barco que te puede traer hacia acá, es pequeño y robusto, tiene temple para romper el manto de la eternidad. Aquí hace calor y las acacias están en flor.
El miedo, en los inteligentes, es solo el tránsito necesario hacia las grandes cosas.
La parálisis subsiguiente es solo el tiempo inactivo indispensable, para aquel que se prepara a correr hacia el precipicio de sus sueños, para aquel que sabe nadar en la noche.
Hay valientes maltratados, que se convencen de una supuesta cobardía, pero en el alma saben de que material están hechos. El cuerpo les grita.
El viaje solo espera que lo emprendamos.
La alegría quiere que la hagamos nuestra.
El error nos mira de reojo y se aparta derrotado, rabioso, silente; porque nos sabe listos, porque no estamos para trampas, no estamos para demonios.
Escucho a Dios asimilado a un ser humano y no viceversa. A un Dios genial, único, creativo, rebelde, no encasillado en un tiempo determinado.
Infinito en su finitud o viceversa.
Y empiezo el viaje, me pongo en mi imaginación.
Veo a un gran pintor haciendo de las suyas con el universo, inventando colores que le den vida a los atardeceres, a las montañas, a las flores, a los escarabajos.
Veo a un proyectista maravilloso elucubrando sobre las alas de las mariposas y sobre como deben moverse para generar un huracán al otro lado del globo.
Veo el esbozo de un corazón humano que salta de alegría al ver un pez respirar bajo el agua.
Observo la fantasía de crear el absurdo, lo imposible.
Siento el placer del artista ante la obra cumplida.
La perfecta sincronía entre la molécula diminuta y el más grande de los astros.
Lo imagino, sentado por horas, siglos, dibujando como puede ser eso de darle libertad a su obra maestra, el hombre.
Como debería ser poner en esa maravilla inventada, la posibilidad de sentirse dueño de si mismo, una vez creado.
Elaboro sobre la preocupación que eso implica.
Padezco su duda.
Y deduzco la certeza de una serie de fracasos que conducirán al éxito final.
El viento contra tu cara el viento que trae lágrimas es el gas blanco que cumple su trabajo
Te pone el llanto en la cara y el asco en el estomago y te quita el aire del pecho
Aprovechas y lloras y vomitas y cesas de respirar y te sacudes como un animal herido y dices que no eres tu que no depende de ti para que nadie piense que eres débil para que los de las mascaras no sepan que de la furia brotan lágrimas
Igual llorarías pero a veces es bueno hacerlo así sin decidirlo dejar que tus ojos tomen la determinación permitir a tus pulmones parar por un minuto y seguir luchando contra tu miedo
Pones la bandera al revés y esas estrellas que antes formaban una especie de colina absurda improvisamente se convierten en una cuna mágica que te invita a recostarte y a vivir el ensueño de tu rebeldía
En el fondo estás feliz y lo que pensabas que era odio se te va mezclando por dentro y mientras menos entiendes más fuerte te sientes.
Esta mañana me ha dado por reírme. Especialmente de mi misma. De mi post anterior. De esta manía de querer falsear esta alegría que me hincha el pecho. De estos intentos fallidos de acomodarme en los viejos esquemas, en aquellos que me eran útiles cuando aún no había entendido algunas cosas. La verdad, la mera, la simple es que estoy disfrutando mucho de lo que la vida me está brindando y que cuando hablo desde la tristeza, la siento más bien como un fantasma de sentimientos idos. Hoy empiezo a reírme entonces, por descubrirme liviana, por no estar enfermamente enamorada, por no llorar con los versos sueltos que leo, por no sentir las desgracias de los demás en mi propia carne y mucho menos sus juicios, por saber escuchar un cumplido gratuito y creerlo y agradecerlo. Me alegro por esta ira que siento hacia los gorilas que en mal momento se apoderaron del país, por esta falta de remordimientos, por estas ganas de verlos muertos a todos, por mi moral elástica, por el miedo que les tengo, por mis sensaciones en la piel. Disfruto comiendo, fumando, durmiendo, flojeando, trabajando, leyendo, hablando, viendo, imaginando a desconocidos, admirándolos. Pensando que somos tontos y maravillosos y viendo estos dos extremos siempre entremezclados de formas interesantísimas y sorpresivas. Me encanta esta falta de certezas, este querer mucho a mucha gente. Me divierte. Hoy me voy a quedar en este sin sentido que se me hace suculento.